La tierra prometida

lunes, 16 de enero de 2012

ENSEÑANZAS BIBLICAS DE LA ALABANZA Y LA ADORACIÓN

¿A QUIEN ADORAMOS?




“Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible…cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”
Romanos 1:22, 23,25

Siempre el corazón del ser humano ha sido inclinado al mal, el hombre terrenal ha buscado su propio beneficio, complacer sus deseos carnales y mundanales; y apoyado en su vano conocimiento y con sus acciones ha desconocido a Dios y no le ha reconocido como su creador y como ser supremo, le ha quitado la gloria y la adoración que Él merece y ha ignorado que para eso hemos sido creados, para la alabanza de su gloria (Isaías 43:7, Efesios 1:5-6 y 12).

Hoy, no solo el hombre que no conoce a Dios ignora a Dios con sus actos, también en los altares supuestamente cristianos se profana a Dios y no se le rinde una adoración sincera y verdadera. Muchos llamados ¨cristianos¨ se han cansado de lo santo y han permeado los altares con música mal llamada cristiana, se han ocupado solo en mover masas y lograr la complacencia del hombre terrenal, no comprendiendo que para quien es dirigida la adoración y la alabanza es para nuestro Dios de quien es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en el habitan (Salmo 24:1)

Como servidores de Dios no podemos pretender agradar a los hombres por temor quizá a ir en contra de la corriente de este mundo; no podemos pretender agradar a los hombres antes que a Dios (Hechos 5:29: Gálatas 1:10). Debemos permitirle al Espíritu Santo de Dios que sensibilice nuestro corazón y transforme nuestro entendimiento, para así comprender que no somos de este mundo, sino que nuestra ciudadanía es celestial (Filipenses 3:20). No podemos aceptar, ni acomodarnos a las costumbres paganas; nuestra alabanza y nuestros canticos deben de ser espirituales y no son para el hombre, sino para exaltar el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (Isaías 12:2)

No tratemos de santificar las cosas del mundo poniéndoles apellido de cristiano; para Dios no son las mezclas ni las alianzas con el mundo, lo que es santo, santo es y lo inmundo, inmundo es, porque una misma fuente no puede dar por la misma abertura agua dulce y agua amarga (Santiago 3:11).

Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:23 ), y hay que adorarle y amarle con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas (Marcos 12:30 ) y con agradecimiento en nuestro corazón, no tan solo por lo que hemos recibido de parte de Él, sino también por lo que El es como Dios; Todopoderoso, Alto y Sublime, Fiel y Verdadero, Santo…

Dios pide que le adoremos con el entendimiento y con el espíritu (1 Corintios 14:15). El Señor no está buscando artistas, cantantes o grandes músicos, Él solo busca hombres y mujeres de integridad, vidas con un corazón entregado a Él, que le busquen en el secreto, que amen lo recto, lo justo, lo verdadero, lo santo, lo puro (Filipenses 4:8); pues la comunión intima de Jehová es con los que le temen y a ellos dará a conocer su pacto (Salmo 25:14).

 ¿A quién quieres agradar, a quien diriges tu adoración y tu canto, quien o que te motiva a hacerlo? Por eso hoy querido amigo y hermano te aconsejamos “Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad” SALMO 29:2.

Fuente: www.volvamosadios.org

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