Rompe el molde de novela cristiana
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Tras varias novelas sobre personajes bíblicos, ‘Donaji’, cambia de línea y trata una historia de amor entre un pintor criollo y una mujer de ascendencia indígena.
11 DE ENERO DE 2012, MÉXICO
Nieta de un misionero inglés y una misionera estadounidense, Keila Ochoa Harris trata en su libro “Donají” un problema espiritual que en ocasiones lleva a que algunas personas se sientan superiores que otras por su color de piel o su apellido. El personaje femenino está marcado por una belleza diferente a la que imponen las culturas dominantes y los medios de comunicación. Con esta novela Keila incursiona en una nueva línea, ya que sus anteriores obras fueron sobre personajes bíblicos.
La escritora mexicana lleva ahora lleva un tiempo sin publicar porque la maternidad ha sido y es su prioridad. Sin embargo, no deja de escribir. Desde su blog personal (Retratos de Familia ( http://retratosdefamilia.blogspot.com/ ) comparte la experiencia de ser madre y las enseñanzas espirituales que va sacando de cada episodio.
Por ejemplo, el texto que sigue, titulado “Lo digo en serio” , fue posteado el 27 de diciembre:
“Mi pequeño enfermó en Nochebuena. Tenía fiebre que no descendía, a pesar de los medicamentos. Se encontraba en mis brazos, delirante y quejumbroso. Sentía su frente ardiente sobre mi pecho. Entonces le susurré: ‘No te dejaré, ni te desampararé’. Y lo dije en serio.
Me quedé callada unos segundos. Esas palabras no eran mías. Las copiaba de los labios de Dios, quien en la epístola a los Hebreos nos hace la misma promesa. Medité, pues, en que si yo le decía con toda sinceridad esa frase a mi hijo, ¡cuánto más el Padre a esta hija desesperada!
No cabe duda que la maternidad me da una nueva perspectiva de Dios. No cabe duda que si yo lo digo en serio, mucho más Él. No cabe duda que él no me dejará ni me desamparará”.
DIÁLOGO CON LA AUTORA
Keila Ochoa tiene un grado académico en Educación; capacita maestros de inglés y escribe material para enseñanza del idioma; ha cursado una maestría en Consejería Bíblica con énfasis en mujeres; toca el piano en su iglesia en Ciudad de México, y, por supuesto, escribe. Sus primeros libros alcanzaron difusión básicamente en México y con los últimos ha llegado a toda Latinoamérica y España: Retratos de la familia de Jesús, Los guerreros de la luz, El bargueño, 250 A.D., Palomas, Donaji. Además, colabora con sitios webs cristianos, ha escrito devocionales para mujeres, da conferencias y talleres.
Verónica Rossato, de Protestante Digital, tuvo oportunidad de conversar con ella.
Keila, ¿ desde qué edad escribes? Quién te ayudó a definir tu vocación?
Me gusta leer desde niña. Los libros que me hicieron sentir una vocación por escribir fueron “Mujercitas” y “El diario de Anna Frank”. Después, en la adolescencia, escribí mi primer manuscrito sobre un mundo de fantasía donde Guerreros de luz luchaban contra dragones. Allí tomé en serio mi llamado a escribir y no he parado desde entonces.
Tienes varios libros publicados, ¿ alguno de ellos es tu favorito?
Todos son especiales. Pero creo que “Donají” describe mi amor por mi país y nuestras tradiciones, mezclado con mi convicción en la importancia de la traducción bíblica. Sin embargo, cada novela es un reto. Quiero empezar a escribir para niños, y también he escrito estudios bíblicos para mujeres.
Háblanos del proceso creativo…
Generalmente tengo la idea central en la cabeza, pero al ir escribiendo surgen cambios inesperados. En ocasiones he pensado que quizá no soy una gran escritora, pero no tengo miedo de rescribir y hacerle caso a mis editores.
¿ Los cristianos en Latinoamérica en general, y en México en particular, leen bastante?
Tristemente no. Las estadísticas son deprimentes. Se dice que los mexicanos leen 1.5 libros por año. Sin embargo, tengo la esperanza de que las nuevas generaciones se vuelvan más lectoras.
¿Cuál es el desafío que enfrentan los escritores cristianos al incursionar en la ficción?
Algunos sectores de la iglesia no creen en la ficción. Piensan que es pérdida de tiempo, por lo que no compran novelas cristianas. Por otro lado, la ficción debe ser de alta calidad para competir con lo que otros autores –no cristianos- ofrecen. Estos son los retos para un autor.
¿Consideras que este género puede llevar al lector a un cambio de vida?
Me parece que la ficción inspira. A mí me ha hecho reflexionar en temas que antes no había considerado; también me mueve a buscar nuevas formas e investigar sobre épocas históricas. La ficción, por lo tanto, puede cambiar algo en nuestro interior.
¿Qué les aconsejarías a escritores jóvenes que deseen publicar? ¿Cómo podrían lograr sus sueños?
La perseverancia es la clave. Escribir, escribir y escribir, y esperar el tiempo que Dios tenga preparado.
¿ Tienes un hijo pequeño, ¿ cómo te organizas para atender a tu familia y seguir escribiendo?
Estoy en el proceso de organizarme, pues me he ido amoldando según sus horarios y cambios. Aún así, me ha costado trabajo. Creo que es un desafío, sobre todo porque no quiero perder las prioridades. Primero es mi familia, después la pluma.
¿ Ha cambiado la maternidad tu perspectiva de Dios?
¡Ya lo creo! Ahora comprendo mucho más el amor incondicional de Dios, y también la rebeldía innata del ser humano a la voluntad de su Creador. El amor materno me ha ayudado a vislumbrar con más claridad el amor de Dios.
¿ Y de la literatura?
Dicen que escribir un libro es parecido a tener un hijo. ¡No estoy de acuerdo! Aún cuando escribir y “engendrar” un libro es maravilloso, un hijo es una persona con voluntad, decisión y sentimientos. Los escritores, en cierto modo, controlamos nuestro mundo literario. Estoy aprendiendo que no sucede lo mismo entre padres e hijos. Se trata más bien de disciplina, concesiones y acuerdos.
¿En qué proyecto literario estás trabajando ahora?
Estoy en un tiempo de descanso, en cuanto a novelas. Pero estamos trabajando, otra autora y yo, un pequeño libro que ofrecerá aliento a las que son madres.
En tus libros sueles incluir algo relacionado a la cocina tradicional mexicana. ¿Ese es otro campo en el que desarrollas la creatividad?
Aún no me considero una experta en la cocina, pero me gusta la repostería. Lo que sí me fascina es la cocina mexicana, aunque no tanto como cocinera, sino como comensal. Por eso en mis libros siempre incluyo un poco de la cocina tradicional de mi país – según la época histórica y el contexto que esté manejando en el momento
La escritora mexicana lleva ahora lleva un tiempo sin publicar porque la maternidad ha sido y es su prioridad. Sin embargo, no deja de escribir. Desde su blog personal (Retratos de Familia ( http://retratosdefamilia.blogspot.com/ ) comparte la experiencia de ser madre y las enseñanzas espirituales que va sacando de cada episodio.
Por ejemplo, el texto que sigue, titulado “Lo digo en serio” , fue posteado el 27 de diciembre:
“Mi pequeño enfermó en Nochebuena. Tenía fiebre que no descendía, a pesar de los medicamentos. Se encontraba en mis brazos, delirante y quejumbroso. Sentía su frente ardiente sobre mi pecho. Entonces le susurré: ‘No te dejaré, ni te desampararé’. Y lo dije en serio.
Me quedé callada unos segundos. Esas palabras no eran mías. Las copiaba de los labios de Dios, quien en la epístola a los Hebreos nos hace la misma promesa. Medité, pues, en que si yo le decía con toda sinceridad esa frase a mi hijo, ¡cuánto más el Padre a esta hija desesperada!
No cabe duda que la maternidad me da una nueva perspectiva de Dios. No cabe duda que si yo lo digo en serio, mucho más Él. No cabe duda que él no me dejará ni me desamparará”.
DIÁLOGO CON LA AUTORA
Keila Ochoa tiene un grado académico en Educación; capacita maestros de inglés y escribe material para enseñanza del idioma; ha cursado una maestría en Consejería Bíblica con énfasis en mujeres; toca el piano en su iglesia en Ciudad de México, y, por supuesto, escribe. Sus primeros libros alcanzaron difusión básicamente en México y con los últimos ha llegado a toda Latinoamérica y España: Retratos de la familia de Jesús, Los guerreros de la luz, El bargueño, 250 A.D., Palomas, Donaji. Además, colabora con sitios webs cristianos, ha escrito devocionales para mujeres, da conferencias y talleres.
Verónica Rossato, de Protestante Digital, tuvo oportunidad de conversar con ella.
Keila, ¿ desde qué edad escribes? Quién te ayudó a definir tu vocación?
Me gusta leer desde niña. Los libros que me hicieron sentir una vocación por escribir fueron “Mujercitas” y “El diario de Anna Frank”. Después, en la adolescencia, escribí mi primer manuscrito sobre un mundo de fantasía donde Guerreros de luz luchaban contra dragones. Allí tomé en serio mi llamado a escribir y no he parado desde entonces.
Tienes varios libros publicados, ¿ alguno de ellos es tu favorito?
Todos son especiales. Pero creo que “Donají” describe mi amor por mi país y nuestras tradiciones, mezclado con mi convicción en la importancia de la traducción bíblica. Sin embargo, cada novela es un reto. Quiero empezar a escribir para niños, y también he escrito estudios bíblicos para mujeres.
Háblanos del proceso creativo…
Generalmente tengo la idea central en la cabeza, pero al ir escribiendo surgen cambios inesperados. En ocasiones he pensado que quizá no soy una gran escritora, pero no tengo miedo de rescribir y hacerle caso a mis editores.
¿ Los cristianos en Latinoamérica en general, y en México en particular, leen bastante?
Tristemente no. Las estadísticas son deprimentes. Se dice que los mexicanos leen 1.5 libros por año. Sin embargo, tengo la esperanza de que las nuevas generaciones se vuelvan más lectoras.
¿Cuál es el desafío que enfrentan los escritores cristianos al incursionar en la ficción?
Algunos sectores de la iglesia no creen en la ficción. Piensan que es pérdida de tiempo, por lo que no compran novelas cristianas. Por otro lado, la ficción debe ser de alta calidad para competir con lo que otros autores –no cristianos- ofrecen. Estos son los retos para un autor.
¿Consideras que este género puede llevar al lector a un cambio de vida?
Me parece que la ficción inspira. A mí me ha hecho reflexionar en temas que antes no había considerado; también me mueve a buscar nuevas formas e investigar sobre épocas históricas. La ficción, por lo tanto, puede cambiar algo en nuestro interior.
¿Qué les aconsejarías a escritores jóvenes que deseen publicar? ¿Cómo podrían lograr sus sueños?
La perseverancia es la clave. Escribir, escribir y escribir, y esperar el tiempo que Dios tenga preparado.
¿ Tienes un hijo pequeño, ¿ cómo te organizas para atender a tu familia y seguir escribiendo?
Estoy en el proceso de organizarme, pues me he ido amoldando según sus horarios y cambios. Aún así, me ha costado trabajo. Creo que es un desafío, sobre todo porque no quiero perder las prioridades. Primero es mi familia, después la pluma.
¿ Ha cambiado la maternidad tu perspectiva de Dios?
¡Ya lo creo! Ahora comprendo mucho más el amor incondicional de Dios, y también la rebeldía innata del ser humano a la voluntad de su Creador. El amor materno me ha ayudado a vislumbrar con más claridad el amor de Dios.
¿ Y de la literatura?
Dicen que escribir un libro es parecido a tener un hijo. ¡No estoy de acuerdo! Aún cuando escribir y “engendrar” un libro es maravilloso, un hijo es una persona con voluntad, decisión y sentimientos. Los escritores, en cierto modo, controlamos nuestro mundo literario. Estoy aprendiendo que no sucede lo mismo entre padres e hijos. Se trata más bien de disciplina, concesiones y acuerdos.
¿En qué proyecto literario estás trabajando ahora?
Estoy en un tiempo de descanso, en cuanto a novelas. Pero estamos trabajando, otra autora y yo, un pequeño libro que ofrecerá aliento a las que son madres.
En tus libros sueles incluir algo relacionado a la cocina tradicional mexicana. ¿Ese es otro campo en el que desarrollas la creatividad?
Aún no me considero una experta en la cocina, pero me gusta la repostería. Lo que sí me fascina es la cocina mexicana, aunque no tanto como cocinera, sino como comensal. Por eso en mis libros siempre incluyo un poco de la cocina tradicional de mi país – según la época histórica y el contexto que esté manejando en el momento
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