Los vecinos creen que el local, que cuenta con licencia, traerá más inseguridad al barrio.
Un centenar de vecinos, apoyados por el cierre del comercio local de la zona durante una hora, han desfilado por las calles principales del barrio Universitat de Lleida para mostrar su oposición a la instalación de una iglesia evangélica gestionada por senegaleses y denunciar el crecimiento de la inseguridad en las calles del barrio.
Los manifestantes portaban pancartas en las que pedían más atención del alcalde de Lleida, el socialista Àngel Ros y la teniente de alcalde de Ubanismo Marta Camps, con lemas como “Ros, Camps, escuchad a este barrio” y “No a la degradación del barrio”.
“NO AL CENTRO DE CULTO”
Resulta complicado de entender por qué los vecinos de Lleida han relacionado la “degradación” de su habitat con la instalación de un templo que cuenta con todas las condiciones necesarias y exigidas por la ley.
Los vecinos denuncian el “crecimiento de la inseguridad” en una de las zonas céntricas del barrio, donde se encuentra la mayoría del comercio. El presidente de la Asociación de vecinos, Robert Setó, ha dicho que la manifestación se repetirá de forma semanal. Los comercios han colocado carteles avisando a sus clientes que de 17.00 a 18.00 horas permanecerían cerrados por la manifestación.
Además de las pancartas que llevaban con ellos, en los balcones del bloque en el que se instalará el templo colgaban dos enormes mensajes en vertical, uno con un lazo negro en el que se leía “La muerte del barrio” y otro que rezaba “No al centro de culto”.
Setó ha afirmado que el proyecto incumple la normativa de los centros de culto porque, entre otros motivos, está situado junto a un colegio y la acera mide menos de tres metros. El local, donde ya se están realizando reformas, tiene 250 metros cuadrados y el permiso solicitado es para un aforo de 44 personas.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Lleida asegura que el proyecto presentado es legal y que no existen razones para denegar los permisos municipales. “No se ha de prejuzgar que un templo con capacidad para 44 personas superará ese aforo. Si una vez abierto se incumple la normativa, tomaremos las medidas oportunas. Ya hemos demostrado que hacemos cumplir la legalidad haciendo cerrar una mezquita”, ha señalado Àngel Ros.
PREJUICIOS Y SUPOSICIONES
Setó ha augurado que la instalación del centro de culto en el número 18 de Bisbe Messeguer “dará más inseguridad, ocupará la acera y generará ruidos, y aunque han dicho que se insonorizará, el riesgo existe y una vez hecho se tratará de hechos consumados”, ha lamentado, precisando que se trata de una zona con muchos inmigrantes.
“Hace 20 años que están, hay problemas de droga, comercios extraños, amenazan a los vecinos, les dicen que no avisen a la Urbana o a los Mossos”, ha dicho Setó, que también ha contado que los vecinos de estos barrios no pueden utilizar los porteros automáticos, y tienen que bajar a abrir con la llave.
En la manifestación han participado concejales del PP, encabezados por la portavoz en el Ayuntamiento Inma Manso, a quien todas las quinielas sitúan como futura subdelegada del Gobierno en Lleida, y también concejales de CiU, entre ellos el portavoz, Joan Ramon Zeballos.
La portavoz popular ha asegurado que en la protesta se ha encontrado con personas conocidas que han dejado de vivir en el barrio por la inseguridad.
UN TEMPLO CON LICENCIA
Desde el Ayuntamiento, la concejal de Urbanismo, Marta Camps, ha querido mostrar su respeto a la manifestación al asegurar que “todo el mundo es libre de expresar su opinión”.
“Nosotros comprendemos o podemos llegar a comprender la opinión de los vecinos”, ha afirmado la teniente de alcalde, quien ha asegurado que ella misma informó a la asociación del barrio de la licencia del templo evangélico.
“Les ofrecimos diálogo, también dijimos a los vecinos que la ley es para todo el mundo y se ha de cumplir, también la Administración pública, en caso contrario estaríamos prevaricando”, ha señalado Camps.
Ha precisado también que el centro cumple todas las normativas, se adapta a todos los requisitos ambientales, de ruido, de aforo y todas las leyes catalanas y estatal, por lo que se les ha de dar licencia a quienes lo promueven.
UNA CIUDAD RESTRICTIVA
No es la primera vez que en la ciudad de Lleida se produce este tipo de conflicto. El Ayuntamiento cerró entre finales de octubre y principios de noviembre de 2010 tres iglesias justo en la misma zona donde ahora se abrirá la nueva iglesia evangélica. Semanas antes, y por el mismo motivo, el Ayuntamiento había decretado la clausura de otras dos más.
En el caso del barrio Universitat, cabe recordar que la misma asociación de vecinos, liderada entonces por Aitor González, hizo una campaña de recogida de firmas para oponerse a la instalación de este centro de culto. En este caso los vecinos tampoco ofrecieron más argumentos para tener esta reacción contraria a la instalación del templo evangélico en esta ubicación.
Fuente: Protestantedigital.com
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