La tierra prometida

viernes, 27 de enero de 2012

Humanismo versus cristianismo


Las ideas políticas y el incomprendido escenario estadounidense
En Enero de 2009Barack Obama fue elegido presidente de los Estados Unidos. Al calor de su rotunda victoria, impredecible 5 años antes, exclamó: el camino por delante será largo. Nuestro ascenso será empinado. Puede que no lleguemos ahí en un año o quizás en un mandato, pero Estados Unidos nunca ha tenido tanta esperanza como en esta noche en que llegaremos.  Ahora, en 2011, dos años después, la crítica situación que amenaza con optar por un cierre del gobierno nos ofrece el marco perfecto para efectuar un acercamiento y entender no solo qué ideas están en juego en esa nación en particular, sino qué tienen que ver sus tendencias en oposición con las ideas en juego en el resto del mundo.  Otra frase de Obama: no  existe una América conservadora y liberal; solo existen los Estados Unidos de América –hoy solo ejercicio retórico de campaña electoral sin fundamento alguno en una nación en donde sus dos sectores más representativos se encuentran enfrentados como nunca– puede ayudarnos a empezar con ese análisis.

Indudablemente, los medios norteamericanos son el espejo claro de esas tendencias, pero mientras CNN se expande por el mundo en cuanto idioma puede, la otra esquina del cuadrilátero político no hace el mismo trabajo. La FOX News, canal de televisión por el cual se expresa la tendencia republicana de EE.UU., no traduce sus contenidos a otros idiomas, y ello es la causa de que en muchos otros países, el panorama esté incompleto, y que además no diferenciemos a la fuente de las ideas en oposición. ¿Qué hace diferente a CNN de FOX News? Su carácter, denominado “conservador”, es decir, que remonta a principios, valores y especialmente maneras de hacer las cosas conectadas a sus inicios como República dos siglos atrás, y a contenidos de la fe cristiana de los muchos inmigrantes europeos que llegaron a Norteamérica en busca de libertad de conciencia y acción.  

Viajar por la Costa Este de los Estados Unidos es convertirse en testigo de ese pasado: Todo habla de esas raíces sobre las que se estableció una nación, no perfecta –ninguna nación lo es, y en los EE.UU. hubo esclavismo, genocidio étnico, racismo- pero todo ello no impidió la creación de condiciones que la hicieron una nación grande, a la que han confluido en 200 años inmigrantes de todo el mundo en busca de mejores oportunidades de vida, siendo los últimos 30 testigos de la inmigración asiática y latinoamericana, entre otros. ¿Adónde van las personas oprimidas y necesitadas de un cambio, sino a lugares en donde tienen una posibilidad de mejoría? 

Por el otro lado, la tendencia no solo “liberal”, en el sentido no libertario original de esa nación, sino como “ajena a dogmas” del partido democrático, que hace unas décadas no era tan diferente de la republicana –solo un presidente de los Estados Unidos antes de Obama no ha sido protestante, sino católico, John Kennedy, del partido demócrata, y ello habla fuertemente de la matriz ideológica de los EE.UU.– y que es hoy abiertamente post-moderna e ideológicamente pluralista, se expresa mejor a través de un canal como CNN.  Mirar los dos canales es mirar dos opiniones, dos manera de ver las cosas… y de resolver el ahora nada prometedor horizonte de la nación: una lucha entre aquellos que son conscientes de lo que los llevó a ser la sociedad poderosa que fueron y que lamentan el abandono de su fundamentos, y aquellos quienes piensan que toda conservación es retrógrada y que hay que moverse hacia adelante, mucho en el sentido del modernismo europeo, con su correspondiente versión política: el Estado de Bienestar. Si Obama fue aclamado en Europa, continente post-cristiano y bunker del humanismo en el mundo, es precisamente por su larga lucha en la arena política por “modernizar” Estados Unidos arrasando con todo vestigio de principios  y seguir el camino socializante de Europa, hoy continente francamente post-cristiano, el cual ignora así a la fuente real de sus tan mentados Derechos Humanos, el Cristianismo mismo, inspirador del revolucionario John Locke de Inglaterra, y del mismo Juan Jacobo Rousseau de Francia, quien no dudaba en afirmar que era Dios quien había hecho a todos los hombres libres.

Pero por supuesto, pensar que la nación de hoy es la misma nación libertaria y democrática de los siglos XVIII y XIX es imposible ante la evidencia de sus crisis y también del pensamiento expresado por sus partidos en oposición. Para empezar, ya el Partido Republicano hoy, evidentemente racista, promotor del maltrato a inmigrantes documentados, obsesionado con la invasión a países del medio oriente en nombre de Dios y de la democracia es solo una imagen desmayada de lo que fue en tiempos pasados. Es por ello que, aquellos descontentos con la apostasía se reúnen hoy a “tomar el té” y a proclamar firmes su adhesión a principios que ignora la USA de hoy, llena de inmigrantes no abrazados en la sociedad, ni educados para comprender de dónde vino el poderío norteamericano y su bonanza económica. El “Tea Party Movement” al que adhieren figuras poderosas de la política de los EE.UU. como Sarah Palin, probable futura presidente de su país, ha hecho deslinde, proclamando su descontento ante el desmayo de los republicanos, y aunque no tienen el tiempo ni la organización necesaria para constituirse en partido de inmediato, son la clara muestra de que no todo es entusiasmo por la modernidad en los EEUU.

Mario Vargas Llosa lo ha puesto en términos claros en su artículo “Las caras del Tea Party”: …enarbolando como símbolo el de los colonos de la Revolución independentista que arrojaron al mar los cargamentos de té en rebeldía por el monopolio comercial y los impuestos que imponía Londres, se reunían a protestar por el crecimiento desaforado del Estado que advertían en medidas como la reforma sanitaria y las descomunales ayudas fiscales a los bancos a raíz de la crisis financiera… La inspiración del Tea Party Movement, remonta a las raíces protestantes, puritanas, moravas o cualquier otra sea la tendencia cristiana que arribó a sus costas  desde el s. XVI, las cuales promovieron la idea libertaria, alejada del Estado Multidisciplinario que Obama promueve hoy, de que la democracia no se lleva bien con un Estado ilimitado en poderes y funciones. Es por ello que Estados Unidos conjuga con su sistema presidencialista un esquema federal el cual fue cuidadosamente preservado como garantía de libertades básicas. Representatividad, propiedad, pequeña empresa, Estado judicial.

Hoy, como resultado de una educación secularizada y secularizante, tanto en el ámbito público como en el privado, los norteamericanos buscan muy a ciegas, confundidos con su aplastante capitalismo, que no es sino la distorsión del sistema de capital general que caracterizó su historia inicial, volver a aquello que trajo tanto bienestar, pero no lo tienen todo claro. Para republicanos y miembros del Tea Party por igual es difícil entender que la opción socializante de sus propios compatriotas no es sino la respuesta a una democracia cada vez más pálida y menos real que ha limitado al ciudadano a ser simple pieza consumista, y lo ha expuesto al temor de no poder enfrentar el futuro sin la ayuda del Estado. Es paradójico que, en el momento de ser investido como presidente, el 20 de enero de 2009 el Presidente Obama,  conmemorando el segundo centenario de nacimiento de Abraham Lincoln, se refirió a la ceremonia como “Un nuevo nacimiento de la libertad” .

En estos días, el Congreso Norteamericano debate  sobre el cierre del gobierno y las medidas adecuadas, no teniéndola fácil con ninguna alternativa para hacer frente a la crisis económica y política, el endeudamiento, la continua utilización del Estado como reparador y rellenador de agujeros financieros a costa de los impuestos ciudadanos, la reticencia a detener la maquinaria consumista en la que se basa su industria. El país de la Estatua de la Libertad es hoy presa de las consecuencias de un craso error: la  idea de que el poder económico puede obrarlo todo. Los norteamericanos no son libres ni realmente demócratas, están aprisionados bajo un gigantesco sistema productivo y consumista que ciertos sectores de poder no están interesados en parar, y que el Tea Party denigra.

Y todo eso, el hecho de que en Estados Unidos, lo que en realidad está en juego es la decisión entre retornar a sus raíces cristianas o seguir hacia el total abandono de ellas, hacia la persecución de modelos socializantes y concordantes con una ideología post-moderna y ajena a los principios de sus Founding Fathers (padres fundadores), cosa que el Tea Party nunca aceptará, y que además, ya está mostrando su obsolescencia en Europa misma , trae a colación un tema que causa sorpresa en la mayoría de ambientes académicos y entre pensadores políticos que no conocen la historia norteamericana a profundidad: el Rol de la religión. Después de una era de firme creencia en que la modernidad y el avance científico traerían como resultado el abandono seguro de la religión,  y pasadas las euforias de una pretendida ciencia que negaba fundamentos metafísicos –pues el Marxismo, basado en pensamiento hegeliano contaba con un fundamento metafísico tan claro como improbable- la ciencia y las investigaciones académicas, así como los medios nos muestran que lejos de desaparecer, las religiones están no solo vivas, sino más potentes que nunca. Quizá sorprenda a muchos, pero el verdadero problema está precisamente en no reconocerlo y no tomarse el trabajo de entenderlo en la dimensión en que deben ser entendidas: el rol de las ideas en la creación de una cultura y de una civilización. El tema cuenta con considerable número de aristas.

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