La tierra prometida

miércoles, 30 de noviembre de 2011

El trabajo, una bendición


“Seis días trabajarás y harás toda tú obra, más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios” Éxodo 20:9.
 
Hubo una época en la historia humana en que se consideró el trabajo una maldición. Más exactamente en tiempos antes de la gran reforma protestante. Sobre el particular se decía que el trabajo era como un azote, castigo impuesto al hombre como recompensa. Era un medio de disciplina, de freno a los vicios, se consideraba que el único trabajo digno era el que cumplían los religiosos en los monasterios. Según el orden divino hallamos que el eterno creador es incansable en laborar. Jesús dijo: “Mi Padre hasta ahora trabaja y yo trabajo” (Juan 5:17).

La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como el creador del universo, como el gran gestor de la vida, como el arquitecto, ingeniero y primer obrero de su creación.

Siendo que Dios mismo es el primer obrero de su creación, no sólo en el acto creador sino en la obra de preservación y conservación el trabajo no puede considerarse como una maldición.  Cuando el hombre y su mujer fueron creados el Padre de familia humana le asignó un lugar, el mejor de la tierra. Le asignó un trabajo que hacer, cuidar el huerto y labrarlo. También fue comisionado por Dios a velar por la creación animal, dando nombre a cada especie y le entregó autoridad sobre toda la creación terrenal.

Cada humano tiene una comisión divina que cumplir en su corta estadía en este pequeño mundo. El término trabajo abarca todo lo que hacemos con el ejercicio de nuestros talentos en actividades que resultan en ganancia que utilizamos para el sostenimiento propio y el de nuestras familias y de la Obra de Dios. Bendito sea Dios que nos hizo para trabajar. Fuimos creados para ser fructíferos y productivos (Génesis 1:28). El pueblo de Dios es un pueblo trabajador y de la mejor calidad.

Toda la Biblia nos muestra su cultura del trabajo como un hecho de bendición. Con el trabajo mejora la condición de vida del individuo, la familia, la comunidad y la nación. Dos grandes ramas estuvieron en las manos de Caín, hijo mayor de Adán y Eva y la ganadería en manos de Abel, el más joven. Estos dos pioneros del trabajo eran prósperos en su labor, su trabajo también producía para agradecer al dueño de la empresa, a Dios, el Creador del universo. Traían ofrendas y sacrificios como un acto de gratitud. Todo el Antiguo Testamento muestra al pueblo de Dios laborando, Noé un gran constructor de navíos, agricultor y ganadero, Abraham ganadero, agricultor y comerciante. Los israelitas ganaderos, agricultores, artesanos, constructores, ingenieros y administradores brillantes. La cultura del trabajo está tan arraigada en la descendencia de Abraham que es y ha sido una fortaleza económica en el mundo, en todas las naciones y en toda su historia.

Tenemos que trabajar mientras el día dure, porque viene la noche cuando nadie puede trabajar. Trabajemos en bien de la Obra, de las almas perdidas y del Señor, y recibiremos la recompensa. Amén.

El secreto de una gran victoria - Rev. Enrique Centeno


Rev. Enrique Centeno

Tenemos la historia del reinado, bueno y largo, de Asa. En particular, la gran victoria que obtuvo contra un gran ejército de etíopes que salieron contra él.

“E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado. Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados. Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros… Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes” (2 Crónicas 14:2-12).

Tenemos la historia del reinado, bueno y largo, de Asa. Su piedad (vv. 1-5). Su política (vv. 6-8). Su prosperidad; en particular, la gran victoria que obtuvo contra un gran ejército de etíopes que salieron contra él (vv. 9-15).

1. QUITÓ TODO LO QUE IMPEDÍA LA BENDICIÓN DE DIOS

Asa procuró agradar a Dios y se esforzó en presentarse a Dios aprobado (2 Timoteo 2:15). “E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios”(v. 2). ¿Por qué hizo Asa lo recto y lo bueno delante de Jehová su Dios? Dice la Palabra: “Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado”(vv. 3-5).

La reforma que emprendió tan pronto como subió al trono. Retiró y abolió la idolatría. Desde que Salomón había iniciado la idolatría en la última parte de su reinado, nada se había hecho para suprimirla. Dioses extranjeros eran adorados y tenían sus altares, imágenes y cipos; y el servicio del templo, aunque era llevado a cabo por los sacerdotes (13:10), era descuidado por gran parte del pueblo. Tan pronto como Asa tuvo el poder en sus manos, se propuso destruir todos aquellos altares idolátricos con sus imágenes (vv. 3, 5). Esperaba que, al destruir los ídolos, volverían en sí los idólatras. Reavivó y estableció el culto a Dios solo y, puesto que los sacerdotes cumplían con su oficio y servían a los altares de Dios, mandó al pueblo a que cumplieran también con su deber (v. 4): “Mandó a Judá que buscase a el Dios de sus padres(y no a los dioses de los paganos), y pusiese por obra la ley y sus mandamientos”. Al obrar así, “estuvo el reino en paz bajo su reinado” (v. 5).

Estos lugares que se mencionan, eran donde se les rendía culto a Baal el dios de la fertilidad, a Asera la diosa de la fortuna, y a Moloc, el dios al cual que se le ofrecían sacrificios humanos. Todos esos dioses estaban en medio del pueblo de Israel, y por supuesto, el pueblo estaba desviado de la verdadera adoración. Esos dioses extraños interrumpían la verdadera comunión entre Dios y su pueblo.

Sin embargo, Asa fue guiado para limpiar de en medio del pueblo todo aquello que estorbaba e impedía la verdadera adoración y el culto a Dios. Y cuando Asa hizo esto, el reino tuvo paz. La Palabra dice que “cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová(delante de Dios),aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (Proverbios 16:7). Aunque en nuestros días, el pueblo de Dios no tenga esos dioses desagradables, abominables como lo tenía el pueblo de Israel, existen muchas cosas que están apartando y separando al pueblo de Dios.

Si queremos la bendición de Dios, tiene que haber purificación en nuestras vidas, y si queremos ser de bendición para otros, tenemos que quitar todo lo que impida que Dios pueda usarnos como canal y fuente de bendición.

2. Hubo preparación

“Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz”(v. 6). Asa edificó ciudades fortificadas en Judá para asegurar la victoria. Para que haya edificación tiene que haber paz. En tiempos de guerra, una nación no puede edificar porque la guerra destruye lo que estaba edificado. Amado, aunque el mundo esté en guerra y en conflicto, en el pueblo de Dios que es la Iglesia de Jesucristo tenemos paz, porque Cristo es el autor de la paz. Él dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27). Para poder vivir en paz con nuestros semejantes, primero tenemos que estar en paz con Dios y con nosotros mismos.

El mundo habla mucho de paz, pero no hay paz en el mundo. Y todos sabemos que este anuncio de paz que se oye por doquiera, no es más que un pregón de lo que está por suceder muy pronto. Cristo levantará su Iglesia y los juicios de Dios serán derramados en toda su potencia sobre la faz de esta tierra.

Cristo dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia”(Mateo 16:18). En Hechos 9:31 dice que las iglesias eran edificadas por todas partes, porque “tenían paz”. Tenemos que estar consciente para qué el Señor nos ha llamado. Para poder edificar tenemos que estar cien por ciento en perfecta unidad, trabajando en equipo para el engrandecimiento de la Obra de Dios y para la gloria de su nombre. Tenemos que mantenernos en unidad para poder seguir edificando. Debemos cerrar cada vez más las brechas, para no darle tregua ni oportunidad al enemigo.

3. EDIFICÓ MUROS

“Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros…”(v. 7). Los muros nos hablan de protección.

Antiguamente una ciudad sin muros era vulnerable al enemigo. Los habitantes de Jericó y su rey estaban confiados mientras los muros estaban levantados, pero cuando Dios los derribó, quedaron a expensas del pueblo de Israel. Cuando Nehemías supo del estado y la condición en que se encontraba Jerusalén que sus muros estaban arruinados, sus puertas por el piso, sintió gran preocupación, porque Jerusalén estaba desprotegida, estaba en ruinas.

En la vida cristiana tenemos que tener muros a nuestro alrededor. Cuando Dios le habló a Satanás a cerca de Job, le dijo: “¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso delante de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8). El diablo le dijo a Dios: “¿No le has cercado alrededor él y a su casa y a  todo lo que tiene?”(Job 1:10). Así que el diablo veía toda la muralla que Dios había puesto alrededor de la vida de Job, de este siervo de Dios.

En la vida ministerial tiene que levantarse muros de protección, igualmente en esta Obra del Movimiento Misionero Mundial, los muros tienen que seguir en pie. Los muros de santidad no deben caerse. Dentro del llamado pueblo de Dios se ha colado mucha inmundicia, mucha mundanalidad, y se hace muy difícil distinguir entre los que son de Dios y los que pertenecen al mundo. Sabemos que el pueblo de Dios siempre ha sido y debe ser un pueblo diferente, y tiene que establecerse esa diferencia. Por eso tenemos que seguir edificando el muro de la santidad aunque nos digan anticuados, aunque nos digan fanáticos.

No podemos rebajar las normas de conducta que Dios ha establecido dentro de esta Obra. Preferimos agradar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo guardando su Palabra, no importando los apodos o epítetos que nos pongan, porque es mejor honrar a Dios y a Su Palabra. El Señor ha dicho: “Yo honraré a los que me honran” (1 Samuel 2:30). Dios quiere hombres y mujeres rendidos, dispuestos, y llenos del Espíritu Santo, que proclamen su Palabra tal como Él lo ha dado.

Hay que seguir levantando los muros de la Palabra, siendo luz y testimonio en este mundo. Tenemos que confesar a Cristo con nuestros labios y con nuestros hechos, tenemos que vivir vidas santas por dentro y por fuera.

4. EDIFICÓ TORRES

“Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres…”(v. 7). Las torres nos hablan de vigilancia.

La torres de la oración. “Velad y orad, para que no entréis en tentación”(Mateo 26:41). “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así(vigilando)”(Mateo 24:46). “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”(1 Pedro 5:8). Cuando descuidamos nuestra vida de oración, en nuestra muralla de protección se puede abrir una brecha por la cual entre el enemigo. Por eso es que tenemos que mantenernos en vigilancia. Las torres no se pueden descuidar, tenemos que seguir edificándolas para la gloria del Señor.

5. PREPARÓ UN EJÉRCITO

“Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros” (v. 8). Asa también tenía ejército de hombres diestros que tenían escudos y entesaban arcos. La Iglesia de Cristo es un ejército.

Cuando Moisés fue comisionado para que fuera delante de Faraón, con la orden de dejar en libertad al pueblo de Israel, Dios le dijo a Moisés: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos”(Éxodo 6:26). En el libro del Cantar de los Cantares 6:10, refiriéndose a la Iglesia dice: “¿Quién es ésta que se muestra como alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden?” (Cantares 6:10).Así que Dios llama a su pueblo mis ejércitos y Dios es llamado en la Biblia: “Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel”(Isaías 47:4).

Somos parte del ejército de Dios. Dice la Palabra que en el ejército de Asa todos eran hombres diestros. En Cantares 3:7-8, leemos: “He aquí es la litera de Salomón; sesenta valientes la rodean, de los fuertes de Israel. Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra; cada uno su espada sobre su muslo”. Sabemos que la espada del pueblo de Dios es la Biblia. Asa tenía un ejército preparado, que tenía que enfrentarse a la resistencia. “Vendrá el enemigo como río, pero el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”(Isaías 59:19). “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”(Salmo 27:3).

“Y clamó Asa a Jehová su Dios…”(v. 11). Y Zera comandaba un ejército de un millón de hombres el cual superaba en soldados a los ejércitos de Asa, casi los duplicaba, Asa clamaba: “¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar alguna al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre venimos contra este ejército”(v. 11). Aunque el ejército de Asa estaba bien adiestrado y equipado, él no puso su confianza en las armas, ni en los diestros que eran sus soldados, su confianza estaba en Dios. No podemos apoyarnos en nosotros mismos, ni en otros, ni en la política, ni en el mundo tenemos que apoyarnos en Dios. Asa reconoce que el enemigo era poderoso, pero sabía que el Señor era el que peleaba.

He aquí uno de los secretos de la victoria: la confianza en el Señor, Él es el Dios de la victoria. Zera y todos los etíopes fueron aniquilados. Fue una victoria moral, material y económica, regresaron a Jerusalén triunfantes.

La Iglesia tiene el desafío y el reto más grande de la historia. Muchos están siendo vencidos, derrotados ante las fuerzas enemigas; pero como dijera el libro de Hebreos: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tiene fe para preservación del alma”(Hebreos 10:39).

Estamos en conflicto, en una gran batalla, en una gran lucha; la cual no es “contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Es un ejército poderoso, pero el Cristo de la gloria nos ha proporcionado las armas adecuadas para pelear.

Como Iglesia nos enfrentamos a ese ejército, por eso las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Creemos que Dios nos ha provisto del poder del Espíritu Santo, con los dones milagrosos, los frutos del Espíritu Santo, y el arma defensiva más poderosa de los siglos: la Palabra de Dios.

En medio de este tiempo de conflictos y de muchas dificultades, podemos mantenernos firmes en una vida cristiana de total y constante victoria; porque “esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4) en el Cristo invencible, victorioso. No estamos solos en la batalla, Cristo ha prometido: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), dándonos siempre la victoria.

Rev. Humberto Henao (Mensaje) Vivir una Vida de Santidad


















Biografía de Carl Gustav Boberg autor del Himno ¡Cuan Grande es Él!




Carl Gustav Boberg fue un escritor y legislador sueco de amplísima trayectoria. Sin embargo ésta ha sido eclipsada por su obra mayor, el himno “¡Cuan Grande es Él!” (O Store Gud).
Boberg nació en Mönsterås, cerca de Kalmar, Suecia, el 16 de agosto de 1859.

Hijo de un carpintero, trabajó durante un tiempo como marinero, llegó a Cristo a los 19 años y asistió a una escuela bíblica en Kristinehamm, sirvió como ministro laico. Luego fue el editor del periódico semanal evangélico Sanningsvittnet (Testigo de la Verdad) desde 1890 hasta 1916.

Durante veinte años, entre 1912 y 1931, fue miembro
Publicó más de 60 poemas e himnos, incluyendo alguna colaboración con la célebre himnólogaLina Sandell. También ayudó a compilar los dos primeros himnarios de la iglesia sueca.

del Parlamento Sueco.
 Sin lugar a dudas, su nombre trascendió las fronteras de su patria y de su tiempo gracias a su obra “¡Cuan Grande es Él!”, uno de los himnos más famosos e inspiradores de la historia.

Carl Boberg lleno de prestigio y de días, entregó su alma al Señor el 17 de enero de 1940.

Vestimenta del Cristiano


Desde el Antiguo Testamento Dios le habló al pueblo de Israel en cuanto a la vestimenta del hombre y la mujer.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA EN CUANTO A LA VESTIMENTA DEL CRISTIANO- VARÓN O MUJER?

En el Antiguo Testamento Dios le habló al pueblo de Israel en cuanto a la vestimenta del hombre y la mujer. Tanto el hombre como la mujer utilizaban vestidos similares, de modo que la diferencia entre los sexos era muy importante.

“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto”, Deuteronomio 22:5.

En Deuteronomio 22:5 se hace referencia directamente al uso de la ropa del hombre y la mujer y creemos que el énfasis está puesto en la homosexualidad. El hombre y la mujer debían demostrar siempre por su vestimenta el género al cual pertenecían; su vestimenta debía de hacer clara esta distinción. Al no vestir el hombre o la mujer de acuerdo a su género sugería que existían inclinaciones homosexuales en la persona y esto constituía en sí mismo un acto que era abominable ante los ojos de Dios. "No te echarás con varón como con mujer, es abominación" (Levítico 18:22). La Biblia en ambos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento condena la homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer.

En el tiempo en que vivimos a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, es ya muy difícil distinguir al homosexual del heterosexual. Las mujeres lesbianas no necesariamente visten de manera masculina, ni los hombres homosexuales o 'gay" visten de manera femenina.

Aunque la Biblia no hace mención específica en cuanto al tipo de moda o estilo que se ha de usar, sí da ciertas reglas o principios que se deben seguir al vestir. Si leemos en 1 Timoteo 2:9-15, encontraremos allí algunos principios en la vestimenta como decoro, pudor y modestia. El apóstol Pablo después de instruir a Timoteo acerca del rol del hombre en la congregación del culto y en público pasa a establecer las bases para la mujer (vs. 9-15).

“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”, 1 Timoteo 2:9-10.

Aparentemente algunas mujeres del tiempo de Pablo y Timoteo no vestían de forma adecuada, o simplemente el mandamiento es dado con el fin de que no ocurra. Las mujeres de entonces, igual que las de hoy día gustaban de vestir de forma que pudieran lucir bien quizás con la intención de llamar la atención al sexo opuesto, pero que muchas veces podía llegar al extremo, perdiéndose así todo sentido de respeto a sus propios cuerpos y faltando al nombre de Cristo. Otras mujeres quizás de clase más alta, buscaban el poder mostrar sus riquezas y su alto estatus social a través del vestido y las prendas costosas.

Estas prácticas podrían llegar o quizás habían llegado a la iglesia, donde las mujeres iban vestidas mayormente de manera inapropiada. La iglesia es el lugar para adorar a Dios y no un lugar para exhibir modas. El objetivo de la mujer (y el hombre) cristiana(o) no debe ser el de mostrar sus posesiones y nivel socio-económico, sino el de ser agradable a Dios en todo, y dar la gloria debida a Su nombre.

Además de lo antes mencionado queda un punto aún mucho más importante. Si una persona se preocupa mucho por su apariencia exterior, podrá descuidar lo que es más importante en ella, su vida interior, la piedad y su vida cristiana.

Adelante vamos a estudiar detenidamente los versos que tiene que ver con la vestimenta en 1 Timoteo 2:9-10.

- “Que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia”. Tres principios son introducidos en cuanto a la vestimenta de la mujer cristiana.

Decoro: apropiado; de pudor y buen gusto en conducta y apariencia; ordenadamente.

Pudor:La calidad o estado de ser propio (apropiado); conforme a lo que es socialmente aceptado en conducta o palabra; temor a ofender las reglas convencionales de la conducta, especialmente entre sexos (en nuestro caso la sociedad y las reglas de conducta cristianas).

Modestia:Libre de orgullo pretensión o vanidad; vestimenta, conducta y hablar apropiado.

Si nos pudiéramos remontar a los tiempos de la iglesia primitiva, nos encontraríamos que todos, hombres, mujeres y niños, estarían vestidos con batas hasta el suelo o hasta la rodilla. Un soldado romano cristiano como lo era Cornelio, estaría vestido con una falda (saya) corta, al alto de la rodilla, y todo esto sin causar ningún escándalo.  Si tratáramos de imponer esta costumbre en América en la era en que vivimos, un hombre vestido con una bata o falda corta, llamaría mucho la atención y fuera causa de escándalo en la iglesia, en la calle o donde quiera que fuera.

Lo que es modesto en una sociedad no lo es en otra. Por eso creo que Dios no instruyó a Pablo a presentar un estilo específico, pero si a presentar los principios que gobernarían los estilos.

Los trajes, faldas (sayas), o batas son estilos de vestimenta generalmente aceptables para la mujer en nuestra sociedad (América), mas no para el hombre. El pantalón es estilo aceptable en nuestra sociedad lo mismo en hombre que en mujer, aunque con diferencia de cortes.

Cualquiera sea la vestimenta o calzado que usen las mujeres cristianas en cualquier cultura o sociedad, deben estar basados en estos tres principios: El de ser decorosos (recatada, honesta, decente), con pudor (con decencia, que no sea provocativa) y con modestia (libre de orgullo, pretensión y vanidad).

La mujer y el hombre deben de tener en cuenta el efecto que ha de tener su vestimenta en otros hermanos en Cristo, para que no sea llamada la atención a sus cuerpos y atraer pensamientos sexuales al sexo opuesto. Aún así tenemos que mantener en mente que por la sencilla razón de que una persona tenga deseos lascivos hacia una (o), no significa esto que estemos vestidos necesariamente mal o provocativamente. El hombre no necesariamente tiene pensamientos inicuos hacia una mujer por el tipo de ropa que está este usando. En distintas ocasiones se ha oído a mujeres decir "ese hombre me quito la ropa con los ojos", y estas mujeres no estaban vestidas provocativamente, sino que la mente de aquel que la estaba mirando era una mente sucia la cual necesita ser renovada (Efesios 4:24).

-“No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos”. El peinado que la mujer debe llevar no debe ser escandaloso, ni ostentoso. Ciertas mujeres del tiempo del apóstol Pablo eran dadas al extremo uso de prendas; entretejían adornos de oro y perlas en sus peinados y vestían vestidos costosos para llamar la atención a sí mismas y hacer una exhibición de su 'status' social, a lo cual Pablo ordena que esto no sea practicado. Podemos ver que el apóstol no quiere que la norma sea la ostentación sino el orden sobrio con modestia.

-“Si no con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. En la siguiente comparación, Pablo exhorta a las mujeres a no estar tan preocupadas en su apariencia física como ya mencionamos, sino que debían estar vestidas de buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. Las mujeres cristianas, que profesan piedad, deben ser caracterizadas, no por sus adornos externos y ostentosos, vestidos y joyas, sino por sus buenas obras, es decir una vida donde el centro de atención sea Cristo y no ellas.

El apóstol Pedro presenta una enseñanza similar:

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”, 1 Pedro 3:3-5.

¡Ahora o nunca!



El mandato está en pie: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”, Marcos 16:15.


¿Qué ha sucedido? ¿Por qué el mundo no ha sido evangelizado ni una sola vez?

Hay dos factores principales: El aumento extraordinario de la población del mundo, unido a la merma del poder de la Iglesia.

En el mundo nacen millones de seres humanos cada año. De esos millones, la Iglesia (incluyendo todas las iglesias, denominaciones, concilios, etc.), solamente alcanza el cuatro por ciento cada año. El 96% de esos millones de almas se quedan sin evangelizar cada año. Cada día el mundo se torna más pagano. La labor de la Iglesia está muy por debajo de las demandas de Dios.

La Iglesia ha perdido su poder, porque ha perdido su visión por las almas perdidas. El poder de Dios hace falta para ser testigos, para evangelizar al mundo (Hechos 1:8). Si no hay evangelización mundial en grande escala, al estilo de la iglesia apostólica, no hace falta el poder de Dios al estilo apostólico. Es por este fatal y criminal descuido en la evangelización mundial, que la Iglesia ha perdido su poder.

La Iglesia sin poder, ahora está entregada a planes y empresas sustitutas y secundarias, como actividades sociales, intelectuales, culturales, artísticas, teatrales, etc. Es doloroso el espectáculo de ministros del evangelio convertidos en empresarios teatrales. Si la Iglesia abandonara todas esas actividades sustitutas y se dedicara a su ÚNICA empresa, la evangelización del mundo en gran escala, el poder de Dios le sería restaurado en toda su gloria al estilo apostólico, y el mundo sería evangelizado en poco tiempo.

Estamos en la encrucijada del tiempo. Las tinieblas se ciernen sobre toda la humanidad. La sombra del Anticristo se proyecta sobre la política del mundo. Pronto terminará toda oportunidad.

Iglesia de Jesucristo, suelta las ataduras y levántate a evangelizar el mundo. ¡AHORA O NUNCA!

¿Qué o quién es un Cristiano?


Desde un punto de vista amplio cristiano es todo aquel o aquella que se relaciona visiblemente con la Iglesia de Cristo.

“Y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía”, Hechos 11:26; “entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano”, Hechos 26:28; “pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”, 1 Pedro 4:16.

El nombre significa simplemente “partidarios o seguidores de Cristo”. Pero ello fue providencia y muy útil, tomaron su denominación, no del nombre de su persona, Jesús, sino de su oficio, Cristo, el Ungido o Mesías, estampando así sobre sus propios nombres la gran verdad de que Jesús es el Cristo. Sus enemigos lo tomaron como un insulto que echarles a la cara, pero ellos lo recibieron como un honor y un privilegio, por el que valía la pena vivir y morir (1 Pedro 4:19), al seguir precisamente las pisadas del Salvador (1 Pedro 2:21). Ninguna honra mayor que llevar un nombre por el que expresamos que pertenecemos a Cristo.

Desde un punto de vista amplio cristiano es todo aquel o aquella que se relaciona 'visiblemente' con la Iglesia de Cristo. Ellos han sido atraídos y unidos a la iglesia o congregación 'externa' por medio del bautismo con agua y participan de las ordenanzas o sacramentos de la iglesia y demás actividades. Experimentan las bendiciones de la congregación y el mover del Espíritu Santo. Aunque todos pertenecen al pueblo 'visible' de Dios en la tierra, pueden o no pueden haber nacido de nuevo por medio del verdadero arrepentimiento y la fe personal. Por lo tanto, existen dentro de este grupo aquellos que aunque aparentemente forman parte del cuerpo visible llamado 'iglesia de Cristo', aun no se han convertido verdaderamente a Dios de todo corazón. El mejor ejemplo de aquellos no nacidos de nuevo son los hijos de los creyentes. Ellos nacen en un hogar cristiano, crecen en la iglesia visible hasta que algún día experimentan personalmente un encuentro con Dios en sus vidas. Tristemente algunos de los que entran en esta categoría no avanzan al verdadero arrepentimiento y a la fe salvadora y se apartan al mundo aunque algunos vuelven y tienen una experiencia genuina de salvación después de un tiempo.

Existen dentro del cuerpo visible algunos falsos hermanos y lobos que entran al rebaño con el fin de destruir. Estos no son parte de la iglesia aunque se mueven dentro del cuerpo visible. Son agentes de Satanás quienes se visten como ángel de luz para hacer daño a los creyentes y socavar y hacer naufragar la fe de aquellos que no están firmes en la verdad.

Desde un punto más 'estricto' un cristiano es alguien que ha nacido de nuevo (nacido del Espíritu Santo) y que es un hijo de Dios. Es miembro de la familia de Dios (Efesios 2:19). Es miembro del cuerpo de Cristo, la Iglesia, dentro de la cual ha sido bautizado en agua (Marcos 16:16). Es y desea ser miembro activo de una congregación local donde funciona junto con otros cristianos para el fortalecimiento y la edificación del cuerpo de Cristo (Hebreos 10:25; Efesios 4:11-16).

El cristiano verdadero desea estar con el resto del cuerpo (1 Juan 1:5-7). Uno que se llame cristiano y no desea estar o participar con otros creyentes pone en duda su fe. El cristiano está bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestes en Cristo (Efesios 1:3). Sus pecados han sido perdonados, está hecho completo y santificado por medio de la obra redentora de la cruz (Hebreos 10:10). Tiene vida eterna en Cristo quien mora dentro de el por medio del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Un verdadero cristiano permanece en Cristo, crece en la gracia y el conocimiento y persevera hasta el fin. El que no persevera o vive en pecado no ha conocido a Cristo aunque diga y aparente lo contrario (1 Juan 2:9, 11; 1 Juan 2:19).

lunes, 28 de noviembre de 2011

Cada día hay menos ateos y más cristianos


En lo que va de milenio, los "no creyentes" han perdido 2,7 millones de adherentes, y los ateos 1,37 millones. El protestantismo suma 60.000 fieles diarios, seguido del catolicismo que crece al ritmo de 34.000 personas al día, el Islam gana 79.000 fieles diarios y el hinduismo 37.000.
A nivel mundial el número de ateos y no religiosos disminuye día a día, según el estudio anual " Status of Global Missions ".En concreto, en lo que llevamos de milenio (de 2000 a 2011) la categoría "no religiosos" ha perdido 700 adherentes al día; mientras que la categoría "ateos" pierde 300 adherentes diarios.
En total estos últimos once años los "no creyentes" han perdido 2,7 millones de adherentes y los ateos han perdido 1,37 millones.
Si comparamos con 1970 (en plena revolución sexual en Occidente y ateísmo comunista en Europa), vemos que en 41 años el ateísmo ha perdido 28 millones de adherentes. En cambio, los no-religiosos han crecido en más de cien millones; debido a que al caer los regímenes comunistas, muchos que se declaraban ateos han pasado a declararse no-religiosos. De igual forma, en China, Vietnam y otros países aún comunistas, muchos prefieren hoy declararse no-religiosos antes que ateos.
En cualquier caso, en pleno siglo XXI, ateos y no-creyentes van a la baja.
Crecen todas las religiones
Por el contrario, las religiones crecen en el siglo XXI. Todas ellas. Incluso el pequeño judaísmo, que estaba de capa caída (15,1 millones en 1970; menos de 14 en el 2000) cuenta ahora con 14,9 millones de adherentes. El resto de creyentes de otras religiones se distribuye de la siguiente forma:
- El cristianismo, que suma en todas sus variantes 2.300 millones de personas, crece al ritmo de 94.000 personas al día (protestantes, católicos y ortodoxos). - El islam, con casi 1.580 millones de adherentes, crece al ritmo de 79.000 fieles diarios. - El hinduismo cuenta con 952 millones de adherentes, y crece en 37.000 cada día. - El budismo cuenta con 468 millones de fieles, y gana 13.800 al día. - El taoísmo y confucionismo chinos suman 457 millones, y ganan 9.300 al día. - Y las religiones étnicas, con 269 millones de seguidores, crecen al ritmo de 9.000 al día.
En total, en el mundo hay 2.000 millones de personas a las que nunca se les ha explicado el mensaje del evangelio. Otros 2.680 millones lo han escuchado alguna vez o lo conocen en cierta medida, pero no son cristianos.
La Iglesia Católica suma 1.160 millones de fieles, según este estudio, y gana 34.000 al día.
Las iglesias protestantes suman 1.125 millones de fieles en el mundo (incluyendo a los anglicanos). - Los carismáticos o pentecostales suman 612 millones, y ganan 37.000 cada día. - Los protestantes "clásicos" suman 426 millones, y crecen al ritmo de 20.000 al día. - Los anglicanos, centrados sobre todo en África y Asia, suman 87 millones, con 3.000 más cada día.
Finalmente las iglesias ortodoxas suman 271 millones de bautizados, y ganan solo 5.000 al día.
Los que el estudio llama "cristianos del margen" (Testigos de Jehová, Mormones, los que dudan de la Trinidad o de la divinidad de Jesús, etc...) suman 35 millones, y crecen al ritmo de 2.000 al día.
Otros datos
Por supuesto, la forma más sencilla de crecer es la natalidad: tener muchos hijos y adherirlos a la propia tradición religiosa. Otra forma es la conversión: es mucho más infrecuente pero se da en millones de personas cada año. La conversión más común es la de un cónyuge a la religión del otro. En 2011, los cristianos de todas las denominaciones habrán hecho circular 71 millones de biblias más por el mundo (ya hay 1.740 millones de biblias dando vueltas por el planeta, algunas de forma clandestina).

La Voluntad de Dios



Rev. Rodolfo González Cruz
“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”, Juan 5:30.
Jesús dijo: “No busco mi voluntad”, Él no vino obligado a la tierra, Él vino para hacer la voluntad del Padre. Jesús dice: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:16-17). Amados, la Palabra de Dios tiene un poder extraordinario y si queremos hacer la voluntad de Dios tenemos que conocerla. Nunca podremos conocer la voluntad de Dios si no conocemos la Palabra del Señor.

Cuando Dios creó al hombre y a la mujer, los creo para alabanza y gloria de su nombre. Yo aprendí de un misionero puertorriqueño que era un hombre lleno del fuego de Dios que decía: “Cuando el gallo no canta, algo tiene en la garganta”. Cuando un creyente no abre su boca para alabar y glorificar a Dios algo tiene en el corazón, porque si Cristo vive en el corazón, las alabanzas tienen que brotar en forma espontánea y voluntariamente. Si usted es salvo, alábele a Dios, no lo haga por presiones, hágalo porque realmente tiene al Señor en su corazón.

En verdad, es triste ver tanta gente que no conoce la voluntad de Dios, pero más triste y más doloroso es todavía ver personas que en otro tiempo estuvieron haciendo la voluntad de Dios, pero que hoy estén totalmente fuera. La voluntad de esas personas está dominada por sus deseos, sus ambiciones, sus planes, sus proyectos personales. Jesús dijo: “Si alguno quiere ser mi discípulo…”, tiene que ver con obedecer la Palabra de Dios y hacer la voluntad de Él.

Algunos creen ser muy inteligentes y ven las cosas según su capacidad mental, según sus estudios, según opinión de ciertos filósofos y escritores importantes; con esas ideas y esos libros llegan a tener opiniones personales. Y dicen: “Yo opino diferente, yo creo en Dios pero no así con ese fanatismo”, ¿por qué? Porque se creen sabios y muy capaces, hasta el día que el Señor les diga “necio, esta noche pido tu alma para que vengas a rendir cuentas; ¿qué vas a hacer con toda esa literatura que te envenenó, que te dañó, que te alejó de mi voluntad?”

Tenemos gente en las Iglesias que tienen la Biblia, hablan lenguas, y hasta profetizan, pero no hacen la voluntad de nuestro Padre Celestial. Mientras no nos humillemos, no nos dobleguemos, no muera nuestro yo, y le pongamos obstáculos a Dios, no podremos vivir en la voluntad de Él. Cuando dices: “Yo no puedo por muchas cosas”, pero si puedes dedicarle tiempo a cualquier otra cosa, menos a Dios. A Él le agradamos cuando nos rendimos incondicionalmente. Dios cuenta contigo, Él quiere usar tu vida.

Jesús dijo: “Porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre” (Juan 5:30). Siendo Dios se humanizó, y fue atacado por Satanás, lo atacó para doblegarlo. Pero el Hijo siempre se sometió a la voluntad del Padre y no le permitió ni un milímetro al diablo. ¿No sé cuántos centímetros o pulgadas le ha concedido al diablo? A él no se le puede conceder ni un milímetro. ¿Está usted obedeciendo lo que dice la Biblia? Algunos dicen: “Esto sí puedo hacerlo, pero esto no, porque soy joven todavía”.

Joven fui y he envejecido, y el trato que se me ha dado (de búsqueda, de ayuno y de oración; de estudiar, de obedecer y someterme a la Palabra de Dios), es lo que hace que me mantenga firme en la voluntad de Dios. Hay líderes que dicen “a los jóvenes hay que darle otro trato”, eso ha sido la peor desgracia. Hay los que no obedecen la Palabra, y se atreven a orar y ayunar, a ellos se les mete espíritu de error (demonios), y se vuelven falsos profetas entregando falsos mensajes. Conociendo y obedeciendo la Palabra no habrá demonio que venga a engañarnos. Fue con la Palabra que Cristo hizo huir a Satanás.

Hoy, el llamado “pueblo cristiano” no ayuna, no ora y no lee la Biblia. Un creyente que no puede orar y no puede quebrantarse, está derrotado. La Biblia dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la Palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” (Hebreos 13:7). Observar la conducta de vuestros pastores, ¿cómo están vuestros pastores? ¿Trabajando mucho? ¿Comiendo mucho? ¿Viendo mucha televisión?, los pastores son el ejemplo para las congregaciones.

Hay líderes que no pasan una noche entera orando de rodillas, clamando y llorando por sí mismos, por su casa, por la congregación que dirigen, ¡no lo hacen! ¿Cómo va a haber un avivamiento? La única forma de contemplar la gloria de Dios, y ver grandes milagros y grandes señales, y que los ángeles desciendan, es que nos pongamos a buscar de Dios, y que podamos sentir realmente al Espíritu Santo moverse entre nosotros. Hay hermanos y hermanas que oran, y ayunan, y leen la Biblia más que los mismos líderes, qué vergüenza para esos pastores.

Para hacer la voluntad de Dios tenemos que orar y llorar. Si usted está en comunión van a ocurrir cosas grandes y maravillosas, tiene que entrar al Lugar santísimo. Cuando Cristo murió en la cruz del calvario, “el velo del templo se rasgó por la mitad” (Lucas 23:45), ese velo separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, y solamente el sumo sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo. Ahora como sacerdotes de Cristo, podemos llegar a ese lugar a clamar y a gemir a través de nuestra oración, hagamos que el brazo de Dios se mueva a nuestro favor.

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”(Lucas 9:23). No carguemos la cruz ni en el cuello ni en el hombro, como aquella ancianita que escuchó al pastor que decía que hay que cargar la cruz, ella se fue e hizo una cruz y la cargaba por todo el patio, creyendo que así podía entrar al cielo; hay que cargar la cruz del sacrificio, del sufrimiento, del padecimiento, de entrega, como el mismo Jesús se entregó a sí mismo, y se entregó estando limpio y sin pecado.

Dios hizo perfectos a Adán y a Eva, no tenían un arrastre pecaminoso, porque ellos vinieron del Padre; Dios los puso en un huerto de cientos de miles de hectáreas, entre el Río Éufrates y el Río Tigris y tuvieron muchos privilegios. Dios los visitó, los orientó, el Señor venía todos los días y hablaba con ellos y les preparó un ambiente maravilloso. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”, Génesis 2:16-17.

Tenemos muchos árboles de los cuales comemos, y otros que no debemos comer porque son dañinos a nuestra salud espiritual. He llegado a casa de pastores que prenden el televisor, se supone para ver noticias, pero lo que ven son mujeres desnudas bailando, series horribles, y ahí están como si nada; eso son los árboles de los que no debemos participar. De cuántas cosas participan los creyentes que hasta dejan de ir al culto por ver un partido de fútbol o de béisbol; hasta conocen los nombres de los futbolistas y de los artistas.

Cristo vino y dio su vida por todos, nos limpió de todos nuestros pecados, ¿para qué nos limpió? Para dejarnos libres de toda carga, de toda presión, de toda tentación, de todo aquello que pueda subyugar nuestra voluntad, para que nosotros en esta santificación podamos resistir toda tentación, todo embate del enemigo y derrotar al diablo. Jesús dijo: “Por cuanto yo he vencido, también ustedes vencerán”, esa es la promesa de Dios para que nuestra voluntad esté subyugada a la Palabra de Dios, por cuanto Él venció nosotros venceremos.

En cierta ocasión una mujer me dijo: “Pastor, usted habló que cuando tuviera una situación por difícil que sea, que clamara al nombre de Jesús y pusiéramos al diablo bajo nuestros pies; yo tuve una situación bien difícil y clamé a Jesús y puse al diablo debajo de mis pies y lo derroté”. Aquella mujer no estaba entregada al servicio del Señor, si ella hizo eso, cuanto más usted que ha sido lavado por la sangre de Jesucristo; puede vencer la tentación y las ofertas que vengan; someta esa tentación, someta al diablo bajo sus pies en el nombre de Jesús.

“La voluntad de Dios es vuestra santificación”(1 Tesalonicenses 4:3). Santificación es entrega y consagración a Dios, a la voluntad de Dios. Cuando uno dice: “Yo no lo voy a hacer, yo no lo hago”, entonces el Señor no estará para respaldarnos. Nadie va a vencer si no nos metemos en ayuno y en oración continuamente; eso no es por un día, ni por una semana, eso es todos los días. Usted desayuna y almuerza todos los días y si no desayuna toma más tarde un lonche, pero todos los días tenemos que comer, todos los días tenemos que hacer la voluntad de Dios.

La voluntad de Dios es que oremos, que leamos su Palabra y que la vivamos, para que la obedezcamos. El Señor dijo: “No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre” (Mateo 7:21). La voluntad del Padre es que obedezcáis la Palabra, en otra parte dice: “El que no me ama, no guarda mis palabras; y las palabras que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”(Juan 14:24).

“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”(Mateo 7:22-23). ¿Cómo Señor? Tú no te acuerdas de mí, si son tantos años que yo llevo en tus caminos, yo recibí el bautismo del Espíritu Santo, yo oraba por los enfermos y se sanaban, era evangelista, yo llenaba estadios, hice muchos milagros y hasta profetizaba. El Señor le dirá: ¡Nunca te conocí!

La epístola de Judas verso 4 nos dice: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente… hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios”, personas que estaban destinadas a la condenación eterna y entraron a la iglesia y se hicieron importantes, se hicieron pastores, presbíteros, oficiales; eso no es nuevo porque ha pasado en todas las congregaciones y a través de la historia. Lobos rapaces que dentro comienzan a meter cizaña y a relajar la Palabra, la sana doctrina.

“Preguntad por las sendas antiguas (donde está la voluntad de Dios), cuál sea el buen camino, y andad por él” (Jeremías 6:16), no es la senda nueva que algunos quieren inventar, gente sin experiencia, sin madurez, sin testimonio, sin entrega. No vayan a hacer como hizo Roboam que consultó a los ancianos, y cuando fue a los jóvenes les dijo: “Les he preguntado a los ancianos pero ellos dicen esto, aquello y lo otro”, y los jóvenes le dijeron: “No les hagas caso a esos viejos porque ya están fuera de sí, escúchanos a nosotros” y añadieron: “Haz así y di así”.

¿Qué le pasó a Roboam? Se le dividió el reino de Israel, acabó el reino, se quedó con una parte. No desechemos el consejo de los ancianos y no digamos: “No, porque ya está viejo, vamos a buscar gente nueva”, aunque hay gente nueva de calibre y esos los quiere el Señor en su obra. Llega el momento que ya no podremos seguir nosotros, pero ¿quiénes son los que van a sucedernos? ¿Serán ustedes? Necesitamos gente de firmeza. ¿Quiénes serán los que tomarán las riendas para que la obra pueda continuar hasta que Cristo venga?, pues la gente nueva.

La Palabra profética nos dice que: ¡Cristo viene pronto!, pero esta obra no puede caer en manos de líderes que hacen cualquier cosa por quedar bien con todos, que son amigos de todo el mundo. Es mejor no ser amigo de todo el mundo. Si predicamos la doctrina como es, vamos a tener opositores, vamos a tener quien se levante contra nosotros. Pero la Palabra es más poderosa, la doctrina es más firme, hacer la voluntad de Dios es lo más grande y lo más hermoso. Dios está buscando un pueblo que haga su voluntad. Amén.

Mujer dice haber ascendido al Cielo


“Todo era muy hermoso. Hubo una voz que me hablaba. Empecé a rogarle: Señor, yo no estoy preparada para ir a ti ahora. Enséñame, a vivir para ti”, manifestó aquella mujer.
Mujer dice haber ascendido al cielo después de ser apuñalada por su marido

Moscú, Rusia.- Un hombre en estado de ebriedad llegó a su casa y le pidió dinero a su esposa para comprar vodka. Ella se negó y le recordó que tenían que ahorrar dinero para la familia, él tomó un cuchillo y la apuñaló varias veces.

Cuando llegaron al hospital, la mujer, a la que llamaremos Gulya, despertó. “Recuerdo que Ashbak (Nombre ficticio del esposo) estaba gritando en el hospital, diciendo que me había apuñalado y quería a alguien para que me proporcionara asistencia. Llorando, me pidió que lo perdonara”, dice ella quien solo pudo balbucear una respuesta porque le llevaron inmediatamente al quirófano.

Cuando se despertó, los médicos le dijeron a Gulya que si hubiera llegado 10 minutos más tarde, habría muerto. La habían apuñalado cuatro veces, una fue en el hígado. Ashbak, fue detenido por la policía y serán juzgados en el tribunal.

El horror de la situación se apoderó de Gulya. Dentro de pocos días, había perdido toda esperanza. Pero luego recibió un libro y la nota de los miembros del equipo OM de Rusia. Simeón y Fay, que habían oído sobre el incidente y visitaron a Gulya y le dejaron un mensaje escrito: “Dios no sólo quiere curarla desde el exterior, él quiere sanarla por dentro”. Este sencillo mensaje revivió la esperanza de Gulya.

¿Quiénes son estas personas que me visitaron? se preguntó Gulya. Ella llamó al número que Simeón y Fay habían dejado escrito en la nota.

A la semana siguiente, visitaron a Gulya quien se enteró que necesitaba otra operación, los médicos dijeron que no sobreviviría. Pero incluso después de la operación de tres horas, las pruebas de que sobreviviría eran mínimas.

Durante la semana siguiente Gulya perdió peso. Los médicos le prohibieron comer y sólo le permitió absorber agua a través de un paño.

A las 2 la mañana, ella estaba despierta en la cama y no podía sentir sus manos y pies. “De repente sentí que alguien elevó mi cuerpo”, dijo. “Yo no vi que me sujetaban, pero sentí que era Dios. Rápidamente empezó a subirme hacia arriba, de modo que las estrellas, el sol, la luna y los rayos se mantuvieron por debajo”.

“Subimos al cielo. Todo era muy hermoso. Hubo una voz que me hablaba. Empecé a rogarle: “Señor, yo no estoy preparada para ir a ti ahora. Tengo un hijo de corta edad [de un matrimonio anterior] y ellos me necesitan. Yo no te conozco bien, Señor. Enséñame, a vivir para ti”.

Cielo, infierno e hígado sanado

“La voz me dijo:” ¡Cálmate! Te voy a dar la oportunidad de vivir y ser mi hija. Pero antes de volver, quiero mostrarle el paraíso y el infierno”.

“En el cielo, todo es hermoso”, dice Gulya. “Todo el mundo estaba feliz y que no tenían ninguna razón para ser infeliz. Tenía muchas ganas de quedarme, pero después fuimos al infierno, ¡qué horror! la gente estaba horriblemente quemada. El ambiente era insoportable. Tan fuerte es la sed en el infierno que todo cuerpo lo siente. “Danos agua”, gritaba la gente, pero no había agua para darles.

“Para saciar su sed, pusieron piedras en su boca, pero no pudieron satisfacer su sed. Dios dijo: “No hay agua aquí”. Entonces el Señor me hizo sentir sed, de tal manera que no sabemos en la tierra. Luego regresé a la tierra y volví al cuerpo y volvió a la vida”, dice Gulya.

De repente, Gulya sintió sus manos sus pies y volvió su voz, ella se quitó el equipo de su boca y gritó a las enfermeras por agua. “Estoy saludable”, decía ella, los médicos no creían lo que veían su hígado estaba completamente sano.

Gulya, llamó a Simeón, y Fay para vinieran a su casa. Aunque Gulya quería hablar de Cristo, estaba preocupado de convertirse en una cristiana. Pero una noche ella le entregó su corazón a Jesús. Esa misma noche, soñaba con repartir el Nuevo Testamento a la gente. Charisma News

Gira misionera en Bagua y Chiclayo fue impactante

El mes de noviembre estuvo marcado por una gira misionera que recorrió las ciudades de Bagua y Chiclayo. El presidente del Movimiento Misionero Mundial en el Perú, reverendo Rodolfo González Cruz encabezó esta cruzada que impactó miles de corazones.
En Bagua se  inauguró el remozado templo de nuestra organización. Tal fue la acogida del servicio especial que los asistentes tuvieron que ubicarse en los exteriores del local, desde allí alabó a Dios y se exaltó su nombre.
Mientras tanto, en Chiclayo se conmemoraron 25 años desde la instalación de la Obra. La Casa de Dios se vio abarrotada y el nombre de Jesucristo fue enaltecido. También se hizo presente en las actividades el supervisor nacional del MMM, Luis Meza Bocanegra y parte de la oficialidad de nuestra congregación.

Respuestas On Line capta gran interés de Cibernautas (fotos)


Este viernes en Respuestas On Line se resolvieron muchas dudas sobre lo que dice la Palabra de Dios acerca de la identidad sexual. Para este fin, se contó con la presencia del hermano Fernando Ñaupari, quien vivió durante mucho tiempo en el mundo de la homosexualidad.

El hijo de Dios detalló el sufrimiento que padecía cuando intentó ser una mujer a toda costa. No obstante, dio a conocer que solo logró vivir un tormento intenso.

Además, contestó varias preguntas de los cibernautas respecto a la distorsionada vorágine sexual que se vive en la sociedad moderna, que ha optado por aceptar costumbres reñidas con los mandatos celestiales

Las interrogantes se formularon a través de la plataforma virtual que Bethel viene utilizando y mediante las redes sociales. Debemos señalar que cada emisión de esta serie de videoconferencias ha captado cada vez más seguidores quienes anhelan la verdad de Jesucristo.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Responsabilidad de mi cristianismo


Rev. Álvaro Garavito

“Acuérdate de engrandecer su obra”, acuérdate porque a muchas personas se les olvida que hay que engrandecer la Obra de Dios

“Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres. Los hombres todos la ven; la mira el hombre de lejos”, Job 36: 24-25.
Somos llamados por el Señor a responder por las cosas que Él ha puesto en nuestras manos. En su gracia y misericordia nos constituyó administradores de sus bienes, de los talentos que nos ha dado, de las habilidades espirituales que nos ha concedido, y un día nos vamos a reunir con Dios y vamos a entregar cuentas de lo que Él nos dio. Nos hemos acostumbrado a usar una terminología hasta peligrosa, porque siempre hablamos: “Este es mi carro”, “esta es mi casa”; y en realidad yo no tengo un carro, más bien yo administro un carro; yo no tengo casa, administro una casa, si fuera mía, el día que me vaya de la tierra me la tendrían que meter en el cajón, pero no cabe porque nada trajimos a este mundo y sin duda, nada podemos llevar. Entonces nada tenemos, como Job dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá (latierra)”, Job 1:21.
El alma va a Dios y el cuerpo se hará polvo y volverá al polvo de donde fue tomado y eso es todo. Pero hay muchas cosas que poseemos, que tenemos y que el Señor nos ha constituido administradores de esas cosas y nos va a pedir cuentas, y unas de las cosas más importantes que Él nos ha dado, es la administración de su obra, dada a cada uno de los pastores, dice la Palabra, que cuando venga “el Príncipe de los pastores” (1 Pedro 5:4), vendrá a pagarle a cada uno y a pedirle cuentas de la congregación, por pequeña que fuera tendrá que dar cuenta de ellos. Jesús le dijo al Padre: “Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese”, Juan 17:12.
El Señor Jesús tenía una responsabilidad poderosa y profunda por la Obra, como también debe haber en nosotros, independientemente de los intereses personales, humanos y pasajeros. El Señor dice a través de esta palabra: “Acuérdate de engrandecer su obra”, acuérdate porque a muchas personas se les olvida que hay que engrandecer la obra de Dios, y el Señor dice: “Acuérdese, no se olvide, no se engrandezca, no mire por sus intereses; acuérdate de la obra de Dios”. Hay creyentes que al Señor le dan lo último o no le dan nada, pero para muchos lo primero son ellos. Hay gente que dice: “No puedo, no tengo tiempo”, en otras palabras “Dios no existe para mí”, pero el Señor dice: “Acuérdate de engrandecer su obra”, hay que poner interés de engrandecer la obra del Señor, todo lo que hacemos para el Señor debe ser grande en calidad y en estatura.
En el antiguo pacto cuando llevaban las ofrendas para presentarlos a Jehová, se escogía el mejor cordero del rebaño, el primogénito y no cualquier primogénito; para Dios hay que darle lo mejor, lo más importante y lo más grande. Su obra es grande, y aunque el local de culto sea un pedazo de tierra, vamos a procurar que el pedazo de lugar donde se va a adorar a Dios este bien arreglado, este bien limpio, que se note la preocupación del líder; es cierto que se tiene que comenzar con pedazos de bloques con tablas atravesadas, con sillas rotas y quebradas. Debe haber una preocupación en el corazón del líder que si le dieron un local alquilado todo sucio, todo manchado; haya la preocupación de cambiar ese color, de cambiar esa fachada, de cambiar esa imagen, porque allí se reúnen dos o tres para adorar al más grande.
El Rev. Luis M. Ortiz decía: “Vaya a un templo, y como vea el templo, entonces ya sabe quién es el pastor”, eso es cierto porque tenemos que acordarnos que hay gente que arregla muy bien su casa, muy bien la decora, mantiene una preocupación por arreglarla, pero la casa de Dios está hecha un desastre. Tiene que haber una preocupación en el líder, pero no solamente en el líder, porque aquí no dice: “Pastor acuérdate de engrandecer la obra de Dios”, es todo parejo, si ve que no sale del pastor echarle un galón de pintura a esas paredes chorreadas y manchadas. Usted que es miembro y es parte de la congregación, diga: “Pastor, permítame para comprar la pintura y como no puedo de día, voy a venir de noche a pintarla, pero yo quiero poner este lugar elegante porque aquí se congrega el pueblo de Dios”.
 Hay que acordarse de engrandecer. Hay locales, hay templos, que cuando se va a mirar es un nido de ratas, y un sonido terrible, y uno se pregunta ¿Qué se hace con las ofrendas? y se vuelve a preguntar ¿Qué se hizo con la venta de tamales, de empanadas para comprar el equipo de sonido? Se desapareció el dinero y la chatarra sigue sonando, el día que quiere y el día que no quiere no suena. Dios hará algo que la mente de muchos no puede concebir, que vendrán cosas grandes y maravillosas, pero que para eso hay que prepararse y lo primero que hay que preparar es el corazón.
 Lo primero que David preparó fue el corazón, lo segundo que preparó con relación al engrandecimiento de la obra en sus tiempos fue lo financiero: el oro, plata, hierro, bronce, madera, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia para hacer la casa de Dios. Y Dios vio ese interés tan tremendo que le dio los planos también, y cuando ya iba a emprender la jornada de engrandecer a Dios, con una casa extraordinariamente hermosa, valiosa como Dios se la merece, el Señor le dijo: “Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre” (1 Crónicas 28:3), “Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios” (1 Crónicas 28:6). Eso no quiere decir que David no participó, él ya tenía allí muchas cosas depositadas, mucha inversión, porque él quería ver la obra de Dios engrandecida.
“Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres”, y esa expresión, “la cual contemplan los hombres”, se refiere a gente que no tiene nada que ver con la Obra de Dios; los hombres todo lo ven, la miran de lejos. Si hay una colecta para comprar equipos de sonido, o para agrandar el templo, o para realizar una campaña, ellos son lo que no participan. Todo lo miran de lejos, y de lejos no se puede observar la belleza, ni apreciar el valor de nada; se puede tener mucha hambre y pasar cerca de una panadería, pero de lejos sólo puede sentir el olor, pero el hambre continuará porque nada se puede hacer de lejos. La obra de Dios no se puede hacer de lejos, hay que hacerla de cerca. No miran las necesidades que hay dentro de la obra de Dios, no se dan cuenta, y alegan diciendo: “Yo no me he dado cuenta”, no se ha dado cuenta que las bancas están amarradas con lazos o alambres, que están quebradas, ¿Por qué no se ha dado cuenta? Porque no contemplan la obra de Dios, porque no sienten nada, porque si la contemplaran sentirían dirían: “hagamos algo, yo compro la primera banca, yo doy las primeras cinco sillas, vamos a cambiar lo que hay aquí”.



La obra de Dios hay que mirarla de cerca, porque estamos dentro de esta obra. He visto en muchos países y lugares por donde he andado, que el rótulo del templo es una miseria, lo escrito no se entiende, pero al lado hay una cantina que tiene un rótulo de tres metros de grande, luminoso y el rótulo del templo, un garrapiño que no se entiende que será, y el diablo, ¡Que el Señor lo reprenda! si le puso a su cantina un rótulo para decirle al borracho: “Pasa, aquí estoy; somos de los mismos”. Por todas partes se ven esos rótulos luminosos, pero cuando se trata del Señor, parece que a la persona no le importa que el nombre de Dios debe ser el más grande ¿Sabe por qué? Porque siempre se mira la obra de Dios de lejos, hay que engrandecer la obra de Dios, hay que preocuparse por poner cosas grandes que anuncien la obra.
En una ocasión, en cierto lugar, en ese entonces me delegaron para visitar a un pastor y a la Iglesia donde él estaba, y celebraban 25 años, casi no pudimos entrar porque se desató una lluvia, un granizado terrible, lo peor de todo es que adentro llovía más que afuera. El Señor me dio el mensaje basado en la viña de Israel, que el Señor esperaba uvas y las viñas dieron uvas silvestres, de monte. Empecé a predicar y el equipo de sonido era viejísimo, chirrioneaba, ya ni sonido tenía. Esperando a qué hora se desprendiera un pedazo de techo y nos matara ¿Qué están celebrando aquí? Me preguntaba, y aquí se estaba celebrando una derrota, esto estaba casi cayéndose, ¡Qué vergüenza! Que había hecho ese hombre en los 25 años, pero si era dueño de una tremenda finca. El Señor habló a través del profeta Amós, que la casa de Dios estaba en ruinas, abandonada, pero la casa de los miembros de esa Iglesia, eran casas artesonadas y la casa de Dios en ruinas, pareciera que Dios no reclamara nada pero Dios reclama. Dios es el dueño, nosotros somos administradores, simple servidores del dueño del cielo y de la tierra, y un día tendremos que dar cuentas a Él.
En Proverbios 27:18 leemos:“Quien cuida la higuera comerá su fruto, y el que mira por los intereses de su señor, tendrá honra”.Nadie puede ir a recoger fruto de una planta que no cuidó, no es solamente sembrarla, hay que cuidarla de los insectos, de las plagas, hay que echarle abono, hay que echarle tierra buena, hay que cercarla de los depredadores; el que la cuida comerá de su fruto. Asimismo, el que mira por los intereses de su Señor tendrá honra; si miramos por nuestros intereses nadie nos va a honrar. Hay que desinteresarse de las cosas terrenales, y si las tiene úselas para la gloria de Dios. Disfrute de la vida, en el marco y los parámetros de los santos, haga uso de sus derechos pero no ponga su corazón en eso, no ponga sus intereses. Muchos hombres se han ido a la tumba decepcionados porque se desesperaron, se desvelaron, ni comían, ni dormían por tener bien a su familia.
Por eso nuestros intereses deben ser el Señor y lo que respecta a su Obra. Contemplemos y luchemos por engrandecer su obra, por meter el corazón, la mano, la mente, el bolsillo, todo lo que podamos. El que mira por los intereses de su Señor tendrá honra si usted se preocupa, se desvela por el Señor, Él nos va a honrar, en su Palabra Dios dice: “Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco” (1 Samuel 2:30). Cuántas veces de rodillas en los altares le hemos dicho al Señor: “Señor, yo quiero hacer esto por ti, pero mire, no tengo ni un centavo, no tengo de dónde echar mano, no tengo nada”, pero al que ha honrado a Dios también el Señor les ha bendecido, nos ha dado tantas cosas porque hemos puesto los intereses del Señor por encima de nuestros propios intereses y Él se encargará de respaldar su Palabra, esa bendición nos va a alcanzar donde vayamos.
Somos administradores de lo que poseemos. “Ahora bien, se requiere de los administradores,  que cada uno sea hallado fiel”,1 Corintios 4:2. “Se requiere de los administradores”, y note que no involucra la congregación sino, “que cada uno”. En la congregación donde el Señor le permite congregar, ha habido alguna vez una preocupación de decirle al pastor: “Mire, yo quiero que levantemos esta pared” pero no vaya sólo a dar órdenes, diga: “Aquí está el cheque” o “pastor eso es una chatarra, véndalo, mande una grúa, pero aquí está mi ayuda para que esto mejore”; porque hay gente que da órdenes pero en seco, hablan y critican y murmuran, pero no hay acción.
Esa palabra “fiel” es profunda y muy amplia en nuestro idioma, significa que cumple sus compromisos, que es leal y honesto. Es importante notar algo cuando dice la Palabra que “se requiere de los administradores”, no dice: “Se requiere de los dueños”. Entendemos ahora que somos “administradores”, que no somos dueños de nada; en una empresa el gerente puede acceder a ciertas cosas pero está limitado, y el gerente podría decir: “Bueno, esto no lo puedo resolver yo, sino el dueño, yo tengo un límite, pero el dueño puede si quiere”. Dios es el dueño, así que nosotros estamos limitados en muchas cosas porque no somos dueños de nada, pero el dueño nos contrató, a unos a las nueve de la mañana y a otros a las tres de la tarde, y ya estamos ya en la última hora del contrato, nos contrató para servir y trabajar pero no somos dueños de nada, Él es el dueño de todo.
Como administradores tenemos que administrar el tiempo, no crea que tiene que salir a la calle a nadar o a vagar por ahí a rienda suelta, tiene que administrar bien el tiempo. No haga como muchos creyentes que en los centros comerciales están viendo vitrinas, viendo vestidos, corbatas, trajes, pero sólo viendo porque no llevan nada para comprar. Usted es administrador del tiempo y Dios nos va a pedir cuentas de ello. Cuántos jóvenes que en las mañanas duermen hasta las once del día, se levantan al mediodía y todavía a sentarse en un sillón a ver televisión vagando y cuando llega la hora de ir para el culto, les dicen a los padres:“No voy porque tengo muchos deberes” y el padre, cómplice de la pereza le dice: “Si hijito, quédese para que no pierda las clases en el colegio”. Dios le va a pedir cuenta del tiempo, de eso vamos a dar cuentas a Dios, “Se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel”.
En el Evangelio de San Mateo 25:14-30 leemos: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad… Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Note estas palabras que dijo el señor: “Siervo malo y negligente” (v. 26), “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera” (v.30), bastaron tres cosas para mandarlo al infierno eterno. Busque un diccionario y mire que es ser malo, negligente e inútil y si le es aplicada esas tres definiciones, prepárese, porque si no cambia, al cielo no entrará. Dios no es Dios de muertos, de inútiles, de negligentes, de cobardes ni de siervos malos, Dios pagará a cada uno conforme a su obra y le dará mucho más de lo que hizo. Somos responsables de nuestro cristianismo, somos responsables de lo que Dios ha puesto en nuestras manos, somos responsables de engrandecer la obra de Dios, de no ser negligentes, de no ser inútiles. Hay gente que nunca hará nada por el Señor, y siempre se excusarán diciendo: “Yo no puedo, yo no sé, si el Señor quiere salvarme así me salva”, pues de seguro que no se salvarán. Si tiene el talento de cantar, de alabar, de evangelizar, de predicar, de orar, de buscar las almas, de limpiar el templo; son talentos que Dios le ha dado, si los entierra se va a perder por eso, ¡No habrá excusa!
En la parábola de los labradores malvados (Lucas 20:9-18), el dueño de la viña mando a su hijo y los labradores lo mataron, lo exterminaron para que no mandara en ellos. Entonces el dueño de la viña traerá a unos labradores fieles y quitará a estos, los eliminará; y estos labradores cuando oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre! Pero el Señor les dijo: “Quien caiga sobre esta roca será quebrantado, y sobre quien caiga lo desmenuzará”. Algunos equivocadamente piensan que el Dios que adoran es un dios que cuelgan ahí de alambre. El Dios que usted y yo adoramos es un Dios vivo. No es un alambre ni un escapulario colgado en el pecho, es un Dios que tiene un trono en los cielos que tiene ojos y mira, Él lo está viendo en todo momento, es un Dios que oye, un Dios que palpa, es un Dios que bendice, un Dios que levanta.
 “Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre! Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo? Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará”, Lucas 20:16-19. ¿Qué está hablando esta parábola? Que Dios no puede admitir inútiles, que Dios no puede admitir excusas, cuando decimos: “Yo no hice porque no pude”, “no puedo”, estamos diciendo “No quiero”. Hay gente que se la asigna algo tan sencillo como barrer o limpiar el templo,  y no lo quieren hacer.
Si yo voy entrando al templo y veo que la persona encargada de limpiar ese día no llegó por alguna razón, entonces yo limpio, y cuando me doy cuenta, hay diez o más limpiando, pero a ellos no se les había ocurrido, pero ellos no estaban para eso, todos estamos para hacer lo que honre a Dios. Que se rompió un tubo, yo tengo que preocuparme para que el agua del templo, no se desperdicie, yo mismo voy a comprar lo necesario para arreglarlo; no espere que llegue otro. Si se va la luz en el templo, se va a quedar sentado con los brazos cruzados echando su siesta, salga corriendo para la tienda a comprar una vela, salga a buscar una lámpara, ¿o no es parte de la Iglesia? Hay gente que parece que fueran invitados, y pasan los años y siguen de invitados.
Veamos ahora en la parábola de la higuera estéril, leemos: “Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después”, Lucas 13: 6-9. En la Iglesia hay creyentes que no quieren responsabilidades, no tienen compromisos con nadie ¿Qué hace entonces ahí? Es una mala hierba que no da fruto y que se está comiendo la sabia de la tierra. El dueño de la viña tipo del Dios a quien servimos, y el viñador tipo del Espíritu Santo. El dueño de la viña le dice al viñador: “Mire hace tres años yo vengo a este templo a buscar frutos en el hermano y la hermana, y no encuentro sino hojas, chismes, pleitos, celos, contiendas, envidias, robo, rapiña, deseos de adulterar, deseos de fornicar, pero no le veo frutos de ninguna clase.
Y córtalo es, mátalo, porque si en un árbol se le pasa la sierra o el hacha se muere. El Señor está diciendo: He venido a buscar fruto y siempre lo encuentro igual, rebelde, desobediente, abusivo, murmurador, hablador, peligroso, y se le aconseja y él sigue igual. Pero el viñador, tipo del Espíritu Santo, le dice al dueño de la viña: Espérese déjele otro año, si da fruto, bien ¡Gloria a Dios porque dio fruto! Yo lo voy a abonar, le voy a quitar la maleza, a echarle una fumigada, le voy a dar otros consejos, si no da fruto Señor, córtala.
Amado, van a haber hombres corruptos que van a entrar a las Iglesias enviados por el diablo, a ver a quien tumban, a quien enredan, a quien dañan, y van a haber mujeres que también van a entrar a lo mismo. Sepa también que una de las funciones del satanismo en la tierra es enviar instrumentos perversos para ver si caen los hombres, pero ¡Hay poder en la sangre de Cristo! Que mientras la espada este en las manos del Pastor de la Iglesia, bien afilada, no hay lobo que aguante, no hay instrumento del diablo que aguante.
Si no da fruto, este seguro que el Señor le va endurecer su corazón y usted ya no va a sentir ningún deseo de ir a la Iglesia y se va a perder, porque Dios le ha dado una gran oportunidad. Quiera el Señor que usted tenga frutos, que le hayan salido renuevos, que le hayan salido nuevas ramas, nuevas flores, que le hayan salido nuevos frutos para engrandecer la Obra de Dios.