La tierra prometida

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Almacenando tesoros en el cielo


Tras hacer su fortuna con la venta de autos, un adinerado comerciante prefirió dejarlo todo para difundir el evangelio.
El empresario estadounidense Dois Rosser, hizo su fortuna en el negocio de los vehículos; pero todo cambió cuando llegó el momento de jubilarse.
El prefirió cambiar su fortuna terrenal por ver el evangelio llegar a todas las naciones, por lo que decidió convertirse en misionero y pasar sus años dorados construyendo miles de iglesias en 58 países.
Dois Rosser nació en 1921 en Virginia, y dentro de una familia cristiana; “conocí a Cristo muy joven, pero viví mi vida no en la forma que debí hacerlo sino en la forma que creía que Dios me permitía”, comentó el ex-empresario.
A sus 22 años se casó con Shirley, una compañera de colegio, fundó una exitosa compañía de seguros y bienes raíces; también se dedicó al negocio de carros y compró varias concesionarias. Pero a sus 60 años al acercarse su retiro, tuvo una nueva perspectiva de la vida.
Rosser fundó el ministerio de Cooperación Internacional conocido como ICM, idea de que nació de la amistad entre Rosser y el maestro bíblico Dick Wookward, “sus enseñanzas cambiaron mi vida, porque era muy claro”, mencionó Dois.
El pensó que si encontraba una forma de llevar el mensaje de un maestro bíblico ungido a todas las naciones, millones de vidas podrían ser impactadas para Cristo.
Esos mensajes son llevados ahora en un pequeño aparato llamado “Dios-pod”, y traducido a la lengua nativa de los usuarios.
“Vita posta sela: colegio bíblico… en idioma telugu”, dijo Rosser.
Además de las enseñanzas bíblicas, ICM se asocia con gente de todo el mundo para construir iglesias, porque pensando aún como un hombre de negocios, Rosser dice que la clave es asociarse con las iglesias, en vez de sólo enviar dinero. Así los locales se involucran y pueden invertir más en sus propias iglesias.
“Tenemos un proyecto en la India que gasta dólar por dólar. Nosotros ponemos la mitad del dinero y ellos la otra mitad. Nos han dicho una y otra vez: ‘no pueden hacerlo, ellos no tienen nada’. Nosotros decimos ‘podemos probarlo pues lo estamos haciendo en 58 países en el mundo”, comentó Dois.
El Pastor Mattew Hartsfield, donante socio de ICM, dice que “los resultados son increíbles. No sólo aumentan los testimonios por Cristo en la comunidad, sino que agrega recursos sobrenaturales a esos testimonios.”
Cuando el ministerio comenzó, Rosser y su esposa preguntaron a sus tres hijos – quienes ahora son adultos - qué pensaban si entregaban la fortuna familiar para difundir el evangelio. Sus reacciones asombraron a muchos…incluyendo a sus padres.
“Una mañana, durante el desayuno en nuestra casa, pasamos horas hablando, luego rompimos en lágrimas…cada uno tuvo un sentimiento racional, mi hija, dijo: ‘no fueron nuestros pensamientos sino los del Señor’, contó Rosser.
ICM ha fundado casi cuatro mil iglesias en 58 países, con un staff de sólo 25 personas en la sede central de Hampton, Virginia, llevado el evangelio a lugares como India, China, Camboya, Perú y Tanzania.
Una de las iniciativas de ICM es construir más de cien iglesias en Vietnam antes del fin de 2011. Esto marca el centésimo aniversario del cristianismo evangélico en la nación.
ICM está celebrando su vigésimo quinto aniversario; Rosser ahora tiene 90 años y aún se mantiene fuerte.
“En cuanto pueda hacer una contribución… quiero estar ahí, y eso es emocionante. Creo que esto alarga tu vida porque cuando me levanto cada día pienso: “Dios, ¿qué me vas a poner a hacer hoy?”, comentó el misionero.
Para Rosser nunca es tarde para seguir los sueños de Dios, y él es una prueba viviente de que nunca se es demasiado viejo para hacer la diferencia en el Reino de los Cielos.
Tras hacer su fortuna con la venta de autos, un adinerado comerciante prefirió dejarlo todo para difundir el evangelio.
El empresario estadounidense Dois Rosser, hizo su fortuna en el negocio de los vehículos; pero todo cambió cuando llegó el momento de jubilarse.
El prefirió cambiar su fortuna terrenal por ver el evangelio llegar a todas las naciones, por lo que decidió convertirse en misionero y pasar sus años dorados construyendo miles de iglesias en 58 países.
Dois Rosser nació en 1921 en Virginia, y dentro de una familia cristiana; “conocí a Cristo muy joven, pero viví mi vida no en la forma que debí hacerlo sino en la forma que creía que Dios me permitía”, comentó el ex-empresario.
A sus 22 años se casó con Shirley, una compañera de colegio, fundó una exitosa compañía de seguros y bienes raíces; también se dedicó al negocio de carros y compró varias concesionarias. Pero a sus 60 años al acercarse su retiro, tuvo una nueva perspectiva de la vida.
Rosser fundó el ministerio de Cooperación Internacional conocido como ICM, idea de que nació de la amistad entre Rosser y el maestro bíblico Dick Wookward, “sus enseñanzas cambiaron mi vida, porque era muy claro”, mencionó Dois.



El pensó que si encontraba una forma de llevar el mensaje de un maestro bíblico ungido a todas las naciones, millones de vidas podrían ser impactadas para Cristo.
Esos mensajes son llevados ahora en un pequeño aparato llamado “Dios-pod”, y traducido a la lengua nativa de los usuarios.
“Vita posta sela: colegio bíblico… en idioma telugu”, dijo Rosser.
Además de las enseñanzas bíblicas, ICM se asocia con gente de todo el mundo para construir iglesias, porque pensando aún como un hombre de negocios, Rosser dice que la clave es asociarse con las iglesias, en vez de sólo enviar dinero. Así los locales se involucran y pueden invertir más en sus propias iglesias.
“Tenemos un proyecto en la India que gasta dólar por dólar. Nosotros ponemos la mitad del dinero y ellos la otra mitad. Nos han dicho una y otra vez: ‘no pueden hacerlo, ellos no tienen nada’. Nosotros decimos ‘podemos probarlo pues lo estamos haciendo en 58 países en el mundo”, comentó Dois.
El Pastor Mattew Hartsfield, donante socio de ICM, dice que “los resultados son increíbles. No sólo aumentan los testimonios por Cristo en la comunidad, sino que agrega recursos sobrenaturales a esos testimonios.”
Cuando el ministerio comenzó, Rosser y su esposa preguntaron a sus tres hijos – quienes ahora son adultos - qué pensaban si entregaban la fortuna familiar para difundir el evangelio. Sus reacciones asombraron a muchos…incluyendo a sus padres.
“Una mañana, durante el desayuno en nuestra casa, pasamos horas hablando, luego rompimos en lágrimas…cada uno tuvo un sentimiento racional, mi hija, dijo: ‘no fueron nuestros pensamientos sino los del Señor’, contó Rosser.
ICM ha fundado casi cuatro mil iglesias en 58 países, con un staff de sólo 25 personas en la sede central de Hampton, Virginia, llevado el evangelio a lugares como India, China, Camboya, Perú y Tanzania.
Una de las iniciativas de ICM es construir más de cien iglesias en Vietnam antes del fin de 2011. Esto marca el centésimo aniversario del cristianismo evangélico en la nación.
ICM está celebrando su vigésimo quinto aniversario; Rosser ahora tiene 90 años y aún se mantiene fuerte.
“En cuanto pueda hacer una contribución… quiero estar ahí, y eso es emocionante. Creo que esto alarga tu vida porque cuando me levanto cada día pienso: “Dios, ¿qué me vas a poner a hacer hoy?”, comentó el misionero.
Para Rosser nunca es tarde para seguir los sueños de Dios, y él es una prueba viviente de que nunca se es demasiado viejo para hacer la diferencia en el Reino de los Cielos.

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